A sus 104 años de edad, Betty Reid Soskin se ha convertido en referente para muchos trabajadores que aman su empleo y a los que les cuesta dejarlo para pasar a cobrar la pensión de jubilación. Su vida laboral está repleta de anécdotas entre las que destaca su profesión de guardabosques a la que accedió con 85 años, como señala en una entrevista para The Guardian donde, eso sí, no ha querido poner cifras a la cantidad que cobra por su pensión de la Seguridad Social americana (el seguro social).
Cuando cumplió los 100 años, dejó su trabajo para trasladarse a descansar a casa de su hija, donde la ayuda en la medida de sus posibilidades y donde no se pierde ni un informativo. Es una apasionada de la política y ha llegado a conocer al ex presidente Barack Obama. Nunca llevó una vida tranquila, fue activista y compositora de canciones protesta pero fue a finales de los años 80 cuando decidió que las cosas tenían que cambiar.
“Ese fue el momento en que empecé a vivir, dejé de convertirme en algo y pasé simplemente a ser, supe quién era yo en realidad”. Y esto fue cuando acababa de cumplir 60 años.
Nació en 1921 en Nueva Orleans, y cuando sucedieron las inundaciones de 1927 se trasladaron a California. Su bisabuela fue esclava en 1846 y murió con 102 años. “No supe entender quién era, creo que he sido muchas Bettys, pero me dí cuenta tarde, no me he entendido hasta la vejez”.
Abrió su propia tienda de discos y trabajó de administrativa
Betty tiene la responsabilidad de ser referente para miles de jóvenes o sénior que están trabajando o en búsqueda activa de empleo. Antes de convertirse en la guardabosques más longeva del país, pasó por varios oficios. En el año 1945 abrió con su marido la primera tienda de música especializada en discos afroamericanos.
Fue entonces cuando aprendió a tocar la guitarra y compuso sus propias canciones llegando a Pete Seeger, que fue mentor de Bob Dylan. El dinero que consiguió lo destinó a un proyecto para los Panteras Negras (asociación política fundada en Oakland que ayudaba a proteger a la comunidad afroamericana).
Luego, consiguió un empleo como administrativa y se metió de lleno en movimientos contra la desigualdad racial. A finales de los 80 dio un giro radical a su vida, cuando quiso saber quién era.
Consiguió un empleo a los 85 años, dentro del Servicio de Parques Nacionales
A los 85 años consiguió un trabajo en el Servicio de Parques Nacionales colaborando en la creación del Rosie the Riveter World War II Home Front National Historical Park, un espacio en el que se explicaba el papel de los trabajadores afroamericanos en la Segunda Guerra Mundial.
En 2013, el Gobierno federal dejó a 800.000 personas sin empleo temporalmente y esta guardabosques (que entonces tenía 92 años), protestaba porque se había quedado en el paro. “Tenía mucho trabajo pendiente”, explicó en una entrevista para el documental ‘No Time to Waste’. Aprovechó para escribir su biografía y el mismo presidente Obama la felicitó en persona, y le dijo que era “una fuente de inspiración”.
En 2021 decidió jubilarse, al cumplir 100 años y entre risas destacó que “mi trabajo ha sido una revolución financiada por el Gobierno”. A pesar de su edad, ahora que está retirada del mercado laboral, sigue la actualidad política con preocupación.
“Durante los años 50 y 60 siempre avanzábamos, me gustaría decir lo mismo ahora, pero no es así. Me da mucho miedo dejar el mundo en este estado”. Y cuando se pone a recordar, asegura que “todo lo veo tenue, los años se mezclan en mi cabeza, pasó hace tiempo pero es como si hubiera sido ayer”.
“La vejez es un regalo, no sé dónde me lleva”
Betty ya ha dejado el activismo y rechaza la idea de que la etiqueten como feminista. “No me gusta, soy una persona, nada más”. Y aunque recuerda sus momentos de gloria sobre los escenarios, apunta que “ahora canto en sueños, no se me ha olvidado ni una línea de mis canciones”.
Sobre la edad, da algunos consejos. “La longevidad es un regalo, no sé dónde me lleva, ni cuánto me queda. Sólo sé que sigo adelante”.

