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Mónica (38 años), habla claro de lo que gana limpiando casas: “Cobro 13 euros la hora y en un buen día llego a 150, pero pasé tres días durmiendo en la calle”

Esta limpiadora explica que “la calidad de vida es estar bien, tengas mucho o poco”.

Una empleada del hogar explica cuánto dinero gana al día limpiando casas
Una empleada del hogar explica cuánto dinero gana al día limpiando casas |Archivo
Francisco Miralles
Fecha de actualización:
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En España y según los datos de la Régimen Especial de Empleados del Hogar, hay un cerca de 355.000 empleadas del hogar, de las cuales 159.114 son extranjeras en situación regular. Esto hace que los salarios de este sector sea precario y altas jornadas laborales. Ahora, hay personas que como Mónica, que a pesar de las dificultades ha conseguir salir adelante.

En una entrevista al canal Elandrevlog, Monica explicó cómo es su día a día limpiando casa y establecimientos, cuánto gana realmente y cómo logró rehacer su vida después de haber atravesado una de las experiencias más duras que puede vivir una persona sin red de apoyo.

“Me levanto a las seis menos diez, me tomo un café y a trabajar”

Su jornada comienza antes del amanecer. “Yo me levanto faltando diez para las seis porque entro a las 7:30 horas”. Siempre se mueve en autobús y reconoce que le vendría muy bien tener un carrito para cargar productos, aunque sostiene que todo llega cuando tiene que llegar.

Los lunes los dedica a una peluquería donde limpia, organiza implementos, dobla toallas, friega el baño y realiza el mantenimiento habitual. “Aquí estoy mopeando porque si usáramos aspiradora gastaríamos una cada año” explica mientras recoge los pelos del suelo con una mopa industrial. La dureza del agua de la isla complica todavía más el trabajo. “El antical aquí es mortal. Si lo dejas remojando, sale enseguida”.

Cuando le preguntan si le gusta lo que hace, Monica no duda. “A mí este trabajo me encanta. Me lo disfruto muchísimo”. Tras la peluquería continúa con su ruta habitual de viviendas, muchas de ellas pertenecientes a familias alemanas que solo visitan la isla por temporadas. Tiene las llaves y códigos de todas las casas. “Mi pareja dice que a mí me pagan no por limpiar, sino por la confianza”.

Esa confianza es clave en su trabajo. Relata el caso de una mujer que fue denunciada y deportada tras aprovecharse de la vivienda donde trabajaba. “Eso nos afecta a todas las que hacemos las cosas bien” lamenta.

“Cobro 13 euros la hora. Un día malo son 70 euros y uno bueno llega a 130 o 150”

Monica detalla que sus ingresos varían según el número de casas y horas que tenga cada día. “Hoy, siendo lunes, hago unos 70 euros. Pero un día bueno pueden ser 130 o 150”. Trabaja de lunes a viernes y su clientela es estable gracias al boca a boca. “A una familia le gustó cómo trabajaba y me recomendaron a otros. Así fue creciendo todo”.

Antes de alcanzar estabilidad, Monica vivió una etapa bastante dura, ya que no tenía donde vivir. Es decir, que no tenía trabajo fijo y apenas ganaba 90 euros a la semana entre varios encargos. Se quedó sin habitación y terminó en la calle. “Me ubiqué en una cera de la calle Blanquerna y ahí estuve tres días y tres noches”.

Todo cambió cuando una amiga le ofreció la habitación que dejaba pagada y la recomendó en una casa donde buscaban ayuda. “A la familia le gustó cómo trabajaba y ahí empecé a levantar cabeza”. A partir de ese momento empezaron a aumentar las recomendaciones y las horas de trabajo.

Con esfuerzo y constancia, Monica pudo estabilizar su situación. Vive sola en un piso de tres habitaciones por el que paga 750 euros al mes. “Vivo súper tranquila y muy feliz. Aquí la calidad de vida es que tú estés bien y te disfrutes lo que tienes, sea mucho o poco”. La seguridad es lo que más valora de su vida en España. “En nuestros países no hay tranquilidad. Aquí sí y eso no se compra”.

Entre sus planes inmediatos está formalizar su actividad y hacerse autónoma. “Tengo mucha clientela. No quiero soltarla. Quiero pagar mis impuestos y ser muy honesta con todo”. Incluso se plantea dar trabajo a otras personas si la demanda continúa aumentando.

A quienes están desanimados o acaban de llegar, les manda un mensaje claro. “Todo es posible. La buena actitud lo es todo. Lo que nos propongamos seguro que lo logramos. Es difícil, pero se puede”.

Monica lo sabe por experiencia. Durmió tres noches en la calle. Hoy vive tranquila, con ingresos dignos y con la sensación de haber encontrado la estabilidad que buscaba al llegar a la isla.