Los cajeros tal y como se conocen hasta la fecha están a punto de cambiar. Concretamente, a partir de este 28 de junio deberán cumplir con requisitos técnicos específicos que aseguren que todas las personas, incluidas aquellas con discapacidad o limitaciones funcionales, puedan utilizarlos de forma autónoma y segura, según la Ley 11/2023, de 8 de mayo, de accesibilidad. Pero ¿afecta a la hora de sacar dinero en efectivo?
Cabe señalar que esta ley (que se puede consultar en este BOE) introduce importantes cambios relacionados con la accesibilidad de productos y servicios, entre ellos los cajeros automáticos, y los bancos deberán adaptarlos a las nuevas exigencias. No obstante, aunque la ley entra en vigor el día 28 de junio, no afectará de inmediato a todos los cajeros. A partir de esta fecha, todos los nuevos cajeros deberán cumplir con la norma, pero los ya existentes, es decir, los que hay instalados en los bancos, cuenta con un plazo de 10 años para adaptarse, es decir, hasta el 28 de junio de 2030.
Las entidades que no se adapten a la nueva normativa podrán ser sancionadas según el artículo 30 de la misma ley, que indica que el incumplimiento de las obligaciones de accesibilidad será objeto de sanciones administrativas que pueden imponerse a fabricantes, distribuidores, importadores y prestadores de servicios (por ejemplo, bancos y entidades que instalen o gestionen cajeros).
¿Cambiará la forma de sacar dinero?
Aunque si habrá cambios a la hora de sacar dinero en el cajero automáticos, estos no serán significativos, es decir, los usuarios podrán notar algunos cambios en la interfaz de los mismos, pero no afectarán a los pasos básicos que tienen que realizar a la hora de sacar dinero, como introducir la tarjeta o marcar el PIN.
Cómo serán los cajeros a partir del 28 de junio
Los anexos I y III de la Ley 11/2023, desarrollan cuáles serán los principales cambios que se tendrán que introducir en los cajeros automáticos para asegurar que todas las personas puedan usarlos de forma autónoma y segura. Entre ellos se encuentran:
- Interfaces más accesibles (pantallas táctiles legibles, navegación por teclado o voz).
- Altura y disposición del cajero que permitan el uso desde sillas de ruedas.
- Instrucciones comprensibles y modos alternativos de operación (por ejemplo, mediante auriculares o salida de voz).
- Compatibilidad con ayudas técnicas como tarjetas adaptadas o lectores.