"La inflación y los precios de la energía son única responsabilidad de Putin y su guerra", afirmaba Pedro Sánchez, tratando de responder a la pregunta del PP del porqué del alto precio de la luz, la inflación y la subida general de la cesta de la compra. “Una situación crítica”, como calificaba Cuca Gamarra, y que se recrudece aún más después de conocer que la inflación ya alcanza el 7,6% en febrero.
Según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa interanual del índice de precios al consumo (IPC), subió un 1,5% respecto a enero del pasado año (6,1), elevando de golpe y porrazo su tasa interanual más de un punto después de encadenar quince meses de subida. De hecho, no se veía una cifra similar desde diciembre de 1986, hace concretamente 33 años.
Los precios, por tanto, llevan subiendo casi año y un tercio. No es ya una sensación al ir a hacer la compra, pagar el recibo de la luz o echar gasolina, si no una realidad objetiva y estadística, basada en números. Unos números que incluso han dejado en optimistas las previsiones que en un principio eran las más pesimistas y que pronosticaban una inflación del 7,4%.
La electricidad y los carburantes, los principales culpables
El conflicto bélico desatado en suelo ucraniano tras la invasión de Rusia ha contribuido a un panorama ya de por sí puntiagudo. A la crisis de los transportes por los cuellos de botella generados tras el verano y la huelga masiva de camioneros se ha unido la factura de la electricidad más cara de la historia. Nunca se había pagado tanto por la energía en el mercado mayorista. Y ahora, tampoco tanto por la gasolina, que llega ya casi a los dos euros en algunos establecimientos.
Numéricamente, la luz es un 80% más cara (ya con las rebajas de impuestos fiscales del Gobierno aplicadas), la vivienda ha elevado hasta siete puntos su tasa interanual en tan solo un mes y el grupo de alimentos, hasta ocho décimas, cifrándose en el 5,6%. También el grupo de transporte se ha encarecido, registrando una tasa interanual del 12,8%.
La inflación subyacente, 4,5 puntos por debajo del IPC general
Respecto a enero de 2022, el IPC general creció un 0,8%, concretamente, que también supera en 0,2% lo previsto por el INE. De esta manera, vuelve a subir tras disminuir un 0,4% el pasado mes. Esto se explica por el efecto arrastre de de los precios de los carburantes, de los combustibles para calefacción, de las frutas y otros productos alimenticios, y de la restauración.
Por su parte, la inflación subyacente, aquella que no incluye alimentos no elaborados ni productos energéticos, registra su tasa más alta desde septiembre de 2008. Un 0,6% escaló este mes de febrero, situándose en un 3%. Es decir, 4,5 puntos por debajo respecto a la tasa del IPC general.
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