Las donaciones en vida son muy comunes para aprovechar las ventajas fiscales que, en países como Francia, alcanza el umbral de los 200.000 euros, mientras que en España, dependiendo de la comunidad autónoma, puede suponer beneficios de hasta 400.000 euros. Este es el caso de una pareja francesa que decidió hacer esta gestión en vida a sus hijos para aprovecharse de las exenciones fiscales.
En 2013, los padres de Jules y Félix (nombres ficticios) hicieron una donación simple de un apartamento para cada uno de ellos, uno en París y otro en las afueras, con un valor total de 300.000 euros en el momento del legado, según recoge el diario francés Le Figaro.
Doce años después descubren el fallo de sus padres
En 2025, el padre, único superviviente de los progenitores, falleció. En ese momento, en una cita ante notario, los dos hermanos descubren que sus progenitores no habían elegido el método más adecuado para realizar esta transferencia.
El asesor de gestión patrimonial de Félix, uno de los hermanos en Vaneau, Vincent Coumans, explica: “En 12 años, los dos apartamentos no han evolucionado de la misma manera. El apartamento parisino ha aumentado su valor en 420.000 euros en el momento de la herencia, mientras que el del otro se estimaba en 370.000 euros”. La diferencia del importe supone unos 50.000 euros, la cantidad que Jules debe pagar a su hermano para estar en igualdad de condiciones.
El valor de los bienes evoluciona
“Cuando ha habido varias donaciones simples en vida de los padres, se recalcula el total al momento de la herencia”, es decir, cuando fallecen, como señala Frédéric Labour, notario de Sainte-Geneviève des Bois. “Actuamos como si el capital recibido aún perteneciera al patrimonio de los padres y luego reevaluamos el conjunto. Si dos donaciones han evolucionado de forma diferente a lo largo del tiempo, las cuotas ya no están equilibradas: debe restablecerse la igualdad entre los herederos” añade. Por tanto, aquel cuyo patrimonio haya aumentado su cotización debe pagar una compensación a su pariente, para que la igualdad entre ambos sea efectiva.
La parte que ha visto cómo se incrementa el precio de sus posibles puede enfrentar este reequilibrio con dificultad: “Si no cuenta con suficiente liquidez, podría verse obligada a vender para compensar a su coheredero”, advierte el notario. En este caso, los hermanos recibieron suficiente liquidez para resolver el asunto gracias al seguro de vida del padre con cuyos fondos:“llegaron a un acuerdo y se realizó un pago de un hermano”, afirmó Coumans.
Mejor la compartida que la simple
La mejor manera para evitar esta situación es a través de la donación compartida: “En lugar de hacer dos simples por separado, habría sido necesario hacer una compartida que combinara los dos bienes al mismo tiempo”, indica Labour. La particularidad es que este tipo no requiere ningún cálculo adicional al momento de la herencia.
Se presupone que los beneficiarios de un acuerdo compartido son los herederos, que se convierten, de forma inmediata y definitiva, en propietarios de las posesiones transferidas. Esto implica que el patrimonio no está sujeto a herencia: su valor se fija en la fecha de la donación y no se revaloriza, incluso si alguno de ellos aumenta significativamente con el tiempo. Para que el acuerdo sea válido, ambos deben tener la misma tasación en el momento en el que se formalice.

