“Las pensiones van a mantener siempre el poder adquisitivo. El 1 de enero de cada año, su pensión subirá exactamente lo mismo que haya aumentado el IPC medio del año anterior, garantizando así su revalorización”, afirmaba el Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ante la incertidumbre de los beneficiarios de pensiones en consecuencia a la desmesurada inflación.
Y esa media aritmética de la tasa anual del Índice de Precios al Consumo (IPC) cerró el año 2021 en un 6,7%. Por tanto, ese fue el porcentaje en el que aumentaron las cuantías que reciben los pensionistas a partir del 1 de enero de 2022. Cuestión esta, la de la revalorización, que está generando oleadas de polémica. Colectivos como Movimiento Pensionista de Madrid consideran que se está perdiendo progresivamente poder adquisitivo al no hacer el reajuste con el IPC real.
Inflación: más pensión… pero más IRPF
La consecuencia directa de esa revalorización es el aumento mensual de las pensiones. Si antes se cobraba de pensión máxima 2.707,49 euros, en 2022, se perciben 2.819,18 euros: unos 111,69 más, por tanto. Eso hablando en términos brutos. Haciéndolo en netos, lo que recibe en su cuenta el beneficiario, aumentan 63,12 euros respecto al pasado 2021, al pasar de 2.172,49 euros a 2.235,61 euros.
Consecuentemente, esa diferencia entre el importe bruto y el neto, de 48,57 euros, es lo que se lleva Hacienda en concepto de Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que también ha aumentado. Se trata, por tanto, de un incremento de prácticamente un punto porcentual en las pensiones máximas y más de medio punto en las intermedias. En otras palabras, siguiendo el ejemplo anterior de la pensión máxima, la cuantía aumenta 63,12 euros para el pensionista y en 48,57 lo que se lleva el Fisco.
¿Por qué sube el IRPF para los pensionistas?
A juicio del Fisco y del sistema de tributación, la pensión es considerada como rendimiento del trabajo, por lo que se grava con el IRPF, de diferente aplicación. Así, irá desde el 1% para sueldos anuales de hasta 12.000 euros hasta el 15,95% para pensiones de más de 30.000 anuales.
Por poner otro ejemplo que ilustre cómo la retención del IRPF ha aumentado del 10,62% al 11,25%, la pensión de viudedad se incrementa de los 1.269,53 euros brutos mensuales hasta los 1.321,90 euros. Sube, de esta manera, 52,37 euros. Pero brutos, por tanto, la persona recibirá en la cuenta 38,48 euros más respecto al pasado año, yéndose a parar a Hacienda 14 euros.
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