Bruselas está a punto de aplicar un nuevo impuesto a los estancos españoles. La Comisión Europea planea imponer una subida fiscal al tabaco, el vapeo y las bolsas de nicotina con el objeto de tapar el agujero del presupuesto comunitario y costear el rearme militar. El nuevo impuesto, que se presentará el 16 de julio, convertirá a los estancos en caja recaudatoria exprés de la UE, mientras el sector advierte de una tormenta perfecta donde habrá más mercado negro, menos ventas y la amenaza real al modelo tradicional que sostiene a más de 13.000 negocios en toda España.
La medida, camuflada dentro del gran paquete presupuestario que negocia Bruselas para los próximos años, llega en plena guerra política en Europa. Tal y como revela un informe interno del gobierno alemán publicado por Euractiv, la Comisión no quiere subir la aportación directa de los Estados y prefiere ir a por el consumo. De esta forma se buscar gravar el tabaco, los vapeadores y las alternativas más modernas (como las bolsas de nicotina) con una subida que, según borradores filtrados por el mismo medio, podría alcanzar el 139% en el caso de los cigarrillos tradicionales y un 94% de media en otros productos.
Suecia tacha la media de inaceptable
El rechazo ha sido frontal por parte de varios países, donde Suecia ha alzado la voz más alto que nadie. La ministra de Finanzas sueca, Elisabeth Svantesson, ha tildado en la red social X de “totalmente inaceptable” que los impuestos recaudados acaben “financiando la burocracia de la UE” en vez de a los ciudadanos de cada país, en declaraciones recogidas por Bloomberg Law. “Es evidente que los ingresos fiscales deben beneficiar a Suecia y no a la burocracia de la UE”, ha lanzado Svantesson en X, marcando el tono del nuevo pulso norte-sur en el bloque comunitario.

No es la única. Italia, Grecia y Rumanía han manifestado abiertamente su escepticismo y rechazo a este “nuevo recurso propio” de Bruselas, mientras Dinamarca y Países Bajos presionan para endurecer aún más las condiciones. El resultado, según Clearing the Air, es un campo de batalla fiscal y político, donde el tabaco y los estancos quedan en el centro de la diana.
El golpe para los estancos españoles será directo y cuantificable, ya que la subida fiscal afectará al margen de beneficio, empujará parte del consumo al mercado negro y podría suponer el cierre para centenares de negocios en zonas rurales y de menor renta. Desde la industria ya avisan: “Imponer mayores tasas a la industria del tabaco puede no lograr los resultados previstos”, advierte Tobacco Europe, la patronal que agrupa a gigantes como British American Tobacco, Imperial Brands o Japan Tobacco International. Esto iría en concordancia con el informe elaborado por KPMG donde señalan que a más impuesto mayor es el contrabando, por lo que esta subida podría provocar el efecto contrario al que busca la UE.
Modelo sueco contra el tabaco
Pero mientras Bruselas busca el dinero donde más duele y los estancos españoles se preparan para el impacto, Suecia presume de las bolsas de nicotina, un producto que en el país escandinavo ha reducido un 49% el tabaquismo femenino desde 2016 y cuya venta está restringida en España por límites tan bajos de nicotina que suponen una prohibición de facto. “Prohibir estos productos no solo es mala política, es una catástrofe sanitaria”, zanja el doctor Delon Human, presidente de la coalición Smoke Free Sweden.
Según el mayor estudio realizado hasta la fecha, el uso de bolsas de nicotina multiplica por tres la probabilidad de dejar el tabaco respecto a chicles, parches o vapeadores, lo que ha permitido a Suecia acercarse al estatus de “país libre de humo”, con apenas un 5,3% de población fumadora frente al 24% de la media europea.

