Aprender a usar una tarjeta de crédito es uno de los pilares de la denominada educación financiera, que gana adeptos progresivamente con la instauración de la inflación y la consecuente importancia de mantener unas finanzas y economía personales saludables. Los usuarios de este tipo de producto bancario se han incrementado, según datos del Banco de España.
Las cifras que recoge dicha entidad evidenciaban que en 2021 el número de ‘plásticos’, como también se le llama al método de pago con tarjeta, ascendía ya a 49,88 millones. Y con la coyuntura económica actual reinante, continúan extendiéndose como un método de pago habitual por sus atractivos. Al fin y al cabo, ofrecen un dinero que no es del usuario, por lo que existen unos límites y unas condiciones.
A diferencia de las tarjetas de débito, las de crédito no están directamente asociadas a la cuenta corriente. Como su propio nombre indica, la entidad financiera o bancaria presta un servicio de crédito. Es decir, adelanta el dinero para que el usuario pueda pagar. Es otro medio de financiación. Ese importe se va sumando en una cuenta de crédito independiente a la corriente con la posibilidad de ser devuelto de diferentes formas.
Cuál es el límite de una tarjeta de crédito
“El límite de crédito no es estándar, sino que lo establece la entidad emisora según el nivel de solvencia de cada titular”, afirma la OCU, que también concreta que existen diferentes tipos de tarjeta de crédito que sí poseen límites, en cierto modo, preestablecidos en base a unos determinados requisitos de solvencia por parte del potencial usuario.
Estos límites pueden ser muy bajos, si los requisitos son muy laxos. Es una de las estrategias que los bancos suelen seguir con los nuevos clientes, para asumir un menor nivel de riesgo, y que la OCU se encarga de señalar. O si son muy duros, bastante altos. Pero hay casos en los que se puede o debe cambiar este límite, ya sea por un momento puntual de necesidad o simplemente por que ese cliente se lo puede permitir.
Cómo cambiar el límite de una tarjeta de crédito
Sin embargo, la plataforma defiende que no es aconsejable aplazar el pago de un dinero que se sabe que no se va a tener ya que cobrarán intereses. Pero si se desea cambiar ese tope de gasto, tan solo, en la mayoría de los casos, habrá que realizarlo mediante la web o la aplicación del banco que presta esos servicios. Se podrá hacer tanto al alza como a la baja.
Aunque, “si lo que pretendes es bajarlo no habrá ningún problema, pero si lo que quieres es aumentarlo la entidad estudiará tu solicitud para decidir si te concede o no la ampliación” especifica la OCU. Incluso puede ser la propia entidad la que cambie el límite en función de su política de riesgos o porque la situación solvente del cliente se ha visto modificada. Pero siempre debe notificarlo.
Calcular el límite de la tarjeta de crédito
Cada pago se va sumando a esa cuenta de crédito hasta llegar, en el caso de ello, al tope establecido. Momento en el que ya no se podrán realizar más compras hasta que llegue la fecha de pago del importe acumulado, cuando la cuenta de crédito volverá a reiniciarse para seguir el mismo proceso.
La modalidad de pago en el momento del pago será clave, según apunta la OCU. Con “la modalidad de pago aplazado, cuando llegue la fecha de pago, cargarán en tu banco la cuota mensual que se haya elegido. Una parte de la cuota se destinará al pago de los intereses y otra a la devolución de parte del crédito empleado. El resto del crédito quedará pendiente”, explica.
Opciones si se pasa del límite
Es uno de los aspectos que ‘condena’ la educación financiera. Pero hay alternativas. Tal y como aclara BBVA, se puede solicitar a la entidad una ampliación del límite y ajustar los plazos para que se pueda ir devolviendo progresivamente ese importe.
La entidad bancaria recomienda ajustar pagos mensuales a las posibilidades económicas del usuario para ir saldando la diferencia con el límite establecido. Sin embargo, puntualizan, debe realizarse antes de que llegue la fecha de vencimiento del pago. Además, conlleva intereses.
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