Todo sube, pero los combustibles lo hacen a un ritmo imparable. Hasta el punto que, lo que hace un mes nos parecía impensable, ahora es de lo más normal: tanto la gasolina como el gasóleo superan los dos euros por litro. Aunque lo más grave no es esta “normalización” de los precios, sino la advertencia de las gasolineras de que lo peor aún está por venir: se pueden rebasar los 3 euros por litro este verano. Una subida histórica.
“Yo no descarto ningún escenario, podríamos ver precios de 3 euros/litro este verano", deja claro el director general de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), Nacho Rabadán, a El Español - Invertia. De hacerlo, estaríamos ante el mayor precio registrado hasta la fecha por los carburantes. Y sus consecuencias serían catastróficas para los bolsillos de los consumidores: si ahora llenar un depósito de 50 litros costaría unos 100 euros, en las próximas semanas subirá hasta los 150 euros.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), ya denunció en mayo que la bonificación de los 20 céntimos por litro de carburante no era suficiente. Y demandan medidas más drásticas ante la descontrolada subida de los precios: la supresión temporal de impuestos. A mención de la rebaja, desde la patronal explican que es un arma de doble filo: si ha supuesto un ‘alivio’ para los consumidores, los empresarios de las estaciones de servicios se han visto ahogados por el poco margen de maniobra con la que se impuso la medida. La invasión rusa a Ucrania y la cotización de los productos refinados son otros desencadenantes que auguran un panorama crítico.
Subida de los precios ante la demanda del crudo
Como explica Nacho Rabadán al citado diario, ahora el problema se encuentra con la gasolina: “Las refinerías han maximizado su producción de diésel porque la demanda supera con mucho a la oferta y su margen de refino al procesar diésel es muy elevado, pero ahora viene el verano en el hemisferio norte y con él un incremento de la demanda de gasolina y no hay suficiente”.
Ahí entra un término que ya sufrimos durante la pandemia: la escasez de suministros. Según apunta la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), los precios del crudo “no están ni cerca” de su punto máximo porque el mercado mundial ya se encuentra afectado por esta escasez. De ese modo, los precios de los carburantes continuarán una línea ascendiente, como también se desprende del último informe de la Agencia Internacional de la Energía.
Siguiendo con este problema, las existencias mundiales de diésel y otros destinados medios han sufrido su mayor caída desde 2008, provocada tanto por el cierre de estaciones de servicios como por el aumento de la demanda. Ante esta disyuntiva, se estaría en riesgo de poder sufrir la mayor escasez “sistémica”, lo que podría provocar el racionamiento de combustible. Ahí España se salvaría, ya que no depende de Rusia como otros países europeos que verán las mayores consecuencias.
No obstante, sí que se reflejará en los precios, pues dependen de cómo coticen el diésel y la gasolina en el mercado internacional. ¿Hasta cuándo subirán los precios? Su baja o mantenimiento no se dará a corto plazo, porque, como se ha explicado, la demanda del crudo con el que se fabrican los combustibles sigue superando la capacidad de producción. Mientras esto siga ocurriendo, la subida es implacable.
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