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Andrea García, la camionera más joven de España con 22 años: "Trabajo 8 horas, gano 2.000 euros y pienso dedicarme a esto toda mi vida"

Con apenas un año de experiencia y más de 100.000 kilómetros recorridos, Andrea defiende la profesión con entusiasmo y rompe mitos sobre un sector masculinizado.

Andrea García, la camionera más joven de España con 22 años
Andrea García, la camionera más joven de España con 22 años |Archivo
Francisco Miralles
Fecha de actualización:
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La profesión de camionero siempre ha estado marcada por perfiles masculinos y de edades superiores a los 40 años, pero a veces, las nuevas generaciones vienen a romper esos estereotipos. Este es el caso de Andrea, una joven que con tan solo 22 años se ha convertido en la camionera más joven de España.

Así lo ha contado en el programa de Youtube Rutas de Éxito donde la joven cuenta como ha sido su primer año al volante de un tráiler y donde asegura que “no se arrepiente” de de la apuesta que hizo con apenas 20 años, cuando decidió sacarse los carnés necesarios para conducir camiones. “Pienso dedicarme a ello toda la vida”, afirma sin dudar, convencida de que ha encontrado un trabajo estable, bien pagado y con futuro.

”Desde niña me gustaban los camiones"

Andrea siempre tuvo claro que lo suyo eran los motores y mientras otras niñas jugaban con muñecas, ella prefería los cochecitos y camiones en miniatura. Años después, su marido, también camionero, la animó a convertir esa pasión en una salida profesional.

Con 20 años comenzó el proceso y lo primero fue sacar el CAP, después el carnet de rígido y finalmente el de tráiler. No fue un camino fácil. “Entre prácticas, exámenes y tasas, fueron entre 4.000 y 5.000 euros”, resume. Aun así, no se le hizo cuesta arriba: “Si realmente te gusta y le pones ganas e ilusión, sale bien”.

Pese a las dificultades iniciales, apenas unos meses después ya estaba trabajando. Empezó en la cadena de supermercados Mercadona y, tras ganar experiencia, dio el salto a la empresa en la que continúa actualmente.

Ocho horas y sueldo “justo”

Uno de los aspectos que más llama la atención de su relato es cómo Andrea desarma el tópico de las jornadas interminables en carretera. “Mi contrato es claro: de lunes a viernes, en turno fijo de tarde, de 14:00 a 22:00 horas”, explica. Y añade con satisfacción: “Me dijeron ocho horas y lo están cumpliendo”.

Su día a día se desarrolla en rutas regionales por Cataluña. “Normalmente me muevo por la zona de Barcelona”, cuenta, detallando que suele cubrir “entre 200 y 250 kilómetros diarios”. Aunque conduce un camión frigorífico, aclara que “casi siempre transporto mercancía seca” y que su actividad “es bastante estable”, lo que le permite, según subraya, “tener tiempo para mí, algo poco habitual en este sector”.

El sueldo es otro de los puntos que rompen los estereotipos asociados al transporte. “Ronda los 2.000 euros al mes”, asegura. Y lejos de sumarse a la queja generalizada por salarios bajos, Andrea lo defiende: “Por lo que hago, me parece bastante bien”.

“Un sector que aún arrastra prejuicios”

Aunque Andrea asegura que en su empresa “me siento valorada y respetada”, reconoce que fuera todavía ha vivido situaciones incómodas. “Una vez, en un almacén, un hombre me preguntó con desdén qué hacía allí, como insinuando que conducir un camión no era cosa de mujeres”, recuerda. Su respuesta fue inmediata: “Soy una persona igual que tú”.

Tampoco han faltado los comentarios sobre su edad. “Me han dicho varias veces: ‘No tienes ni idea de lo que es el transporte’”, confiesa. Pero no se deja arrastrar por esas críticas. “Sí, es verdad que llevo poco tiempo, pero por algo se empieza”, replica. Y lo subraya con convicción: “Por ser mujer y joven no significa que haga peor la faena”.

Qué busca en el futuro

Andrea no se limita a contar su día a día, también plantea propuestas de mejora. “Si haces 44 minutos de descanso, que no te cuente solo 15. Eso hace que llegues más tarde a casa”, protesta, reclamando cambios en el tacógrafo.

Otro de los temas que le preocupan son los servicios públicos para conductores. “Los baños de mujeres están muchas veces en un estado lamentable”, denuncia. Y apunta una posible solución: “Si se pagara una pequeña tarifa, la gente los cuidaría más y estarían más limpios”.

Pero, por encima de las críticas, su mensaje es positivo y directo a los jóvenes: “Animaría a que se sacaran el carnet y que no tuvieran miedo. Es un sector muy importante y, para mí, muy bonito”. Recuerda que desde que se formó “no he estado en paro ni un solo día” y que “las empresas siempre necesitan conductores”.

De cara al futuro, no descarta nuevos horizontes. “Me gustaría ser madre y quizá un puesto de oficina, como jefa de tráfico, me daría más margen para conciliar”, admite. Aun así, deja claro que no renuncia a lo que le apasiona: “Lo que más me gusta es conducir, escuchar música, ver el paisaje… Esa libertad no te la da ningún otro trabajo”.