El continuo aumento del precio de la vivienda en las grandes ciudades y en los destinos turísticos más conocidos está llevando a muchos compradores a buscar opciones más asequibles en la España costera menos tensionada. Según el experto inmobiliario Javier Solís, todavía hay pueblos junto al mar donde es posible comprar una segunda residencia a un precio más bajo, sin tener que renunciar a una buena calidad de vida, a servicios básicos ni a un entorno natural atractivo.
El listado, ordenado de mayor a menor precio, combina localidades del Atlántico, el Cantábrico y el Mediterráneo, y dibuja una geografía diversa que va desde Andalucía hasta Galicia y la Comunidad Valenciana.
Los pueblos costeros más baratos
En el sexto puesto aparece Barbate (Cádiz). Este municipio andaluz destaca por sus playas de arena fina y su entorno natural, en plena proximidad del parque natural de la Breña y Marismas del Barbate. Solís subraya que se trata de un enclave con “espacios naturales muy bonitos” y una identidad marcada por la pesca del atún, actividad que, según señala, “cuenta con mucho prestigio”. La ausencia de grandes desarrollos urbanísticos ha contribuido a que los precios se mantengan contenidos frente a otros puntos de la costa gaditana.
Le sigue Burela (Lugo), en quinto lugar. Situada a orillas del Cantábrico, esta localidad gallega ofrece playas tranquilas y un entorno natural especialmente apreciado. El experto destaca que “tiene uno de los puertos pesqueros más importantes de la costa cantábrica”, un factor que define su identidad y sostiene su actividad económica. Su mercado inmobiliario, menos expuesto al turismo masivo, mantiene precios moderados.
En el cuarto puesto se sitúa Viveiro (Lugo), uno de los municipios más conocidos de la costa norte gallega. Combina mar y montaña, historia y vida cultural. Solís lo define como “uno de los pueblos más bonitos del norte gallego”, y pone en valor su casco viejo medieval, el paseo marítimo y el mirador de San Roque, además de un ambiente joven que refuerza su atractivo residencial.
El tercer lugar corresponde a Lepe (Huelva). Con una economía apoyada en la agricultura y un clima suave durante todo el año, es, en palabras del experto, un “municipio lleno de vida”. La cercanía de playas como La Antilla e Islantilla y los atardeceres de la Costa de la Luz refuerzan su atractivo, mientras que la amplitud del término municipal favorece una mayor oferta de vivienda.
En segunda posición figura Adra (Almería), una localidad mediterránea con historia milenaria que combina agricultura, pesca y turismo. Solís destaca que se trata de un municipio “sin masificaciones”, un elemento cada vez más valorado por quienes buscan una segunda residencia junto al mar, además de playas tranquilas y un clima estable durante todo el año.
El primer puesto lo ocupa Villajoyosa (Alicante). Pese a encontrarse en una de las provincias más tensionadas por la demanda turística, este municipio mantiene precios más bajos que otras localidades cercanas, lo que la convierte en una opción más asequible para comprar una segunda residencia. Para Solís, Villajoyosa es “alegre, colorida y con una calidad de vida altísima”. Sus casas de colores del casco antiguo, la tradición chocolatera, con el Museo de Chocolate Valor, y sus playas cristalinas refuerzan la percepción de un entorno relajado y atractivo.
El análisis muestra una tendencia clara. Frente a los grandes destinos turísticos, quienes buscan una segunda residencia se inclinan cada vez más por localidades medianas, bien comunicadas y con menos presión inmobiliaria, donde vivir cerca del mar sigue siendo posible sin necesidad de grandes presupuestos.

