Tiempo de inflación. Tiempo de crisis económica. Tras tres meses instalada en dobles dígitos, las previsiones apuntan a que este mes de septiembre se moderará, pasando del 10,5% con el que cerró agosto al 9%. Un alivio puntual que no significa necesariamente que se esté ante el comienzo del fin del alza generalizada de precios.
Las perspectivas económicas continúan siendo negativas, o poco positivas, en el corto-medio plazo. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), que recortó el crecimiento económico mundial recientemente, la normalización de los precios no llegará hasta el 2023, en un principio.
Aumenta el coste de vida y se ve amenazado el poder adquisitivo, la capacidad de ahorro y de inversión. Y la adaptación para la gran mayoría pasa por modificar sus hábitos de consumo con tal de reducir el gasto en la medida de lo posible o rentabilizar sus ahorros. Desde plataformas como ‘Finect’ o ‘HelpMyCash’ ofrecen algunos consejos con tal de hacer frente a la inflación.
Reajustar el presupuesto
Ahorrar es la premisa básica en el combate ante la inflación. Y para ello, la primera recomendación es realizar un control sobre los gastos y los ingresos. Monitorizarlos en un presupuesto para tratar de adaptarlo al contexto económico. Ni siquiera es necesario realizarlo como antes, a mano.
Las aplicaciones de la banca digital de las entidades bancarias ofrecen herramientas para llevar un control de las finanzas personales prácticamente de forma automatizada. "La clave es el ahorro y ahí está el primer error del ahorrador común: ver el ahorro como lo que queda en la cuenta a final de mes", explica Natalia de Santiago, autora del libro 'Invierte en ti'.
Lo importante, antes que lo urgente
Reordenar prioridades. Partiendo de un ingreso que suele ser más o menos fijo como el sueldo, ¿qué gastos son prescindibles o superfluos? ¿cuáles son los básicos? ¿se puede optar por alternativas más baratas, como comer en casa en lugar de acudir a un restaurante u optar por productos de menor precio en el supermercado?
Adaptarse a los tramos valle para ahorrar en la factura de la luz, rastrear las mejores promociones u ofertas la hora de comprar o llevar a cabo estrategias como adquirir ropa o calzado en época de rebajas o adelantar la compra de productos no perecederos que se prevea que van a subir son algunas de las obras de una estrategia inteligente.
Los gastos hormiga
Esos pequeños pagos que pasan desapercibidos pero que pueden acabar descuadrando el presupuesto. Se trata del paquete de chicles que metemos en la cesta de la compra cuando ya nos encontramos en la caja, el café que compramos en la cafetería del trabajo, las suscripciones a plataformas multimedia que pagamos pero que luego no usamos… Suelen realizarse por impulso y sin darnos cuenta.
¿Cuánto se ganaría si se fuera apartando ese dinero? Para evitarlo, una técnica recomendada es acudir a hacer la compra con dinero en efectivo, evitando los pagos con tarjeta. Así, se comprobará cómo va subiendo poco el volumen de ingresos.
Diversificar ingresos y rentabilizarlos
Una vez que se ha conseguido un colchón de ahorro gracias a esos gastos que se han ido evitando o los que posean esa cotizada cláusula de revisión salarial frente a la inflación que ha provocado que sus sueldos crezcan con el aumento del coste de vida, se trata de buscar una segunda fuente de ingresos. O una alternativa.
Los más afortunados poseen una segunda vivienda que alquilan. Invertir en ladrillo es otra de las opciones, con los precios del alquiler elevados. También en oro, un refugio en el que el dinero siempre suele estar a salvo del vaivén económico actual. Y lo serían más aún si el Gobierno no hubiera impuesto un tope. La otra opción es la de buscar productos financieros donde, como se dice popularmente, el dinero trabaje por sí solo.
Productos hay muchos. Desde bonos del estado, acciones ‘value’ o de empresas defensivas o bolsas de valores, hasta hacerlo en materias primas, ETF`s, fondos de pensiones o renta variable.
Aunque antes es debido conocer el perfil de riesgo que se está dispuesto a asumir o los años que se está dispuesto a esperar para obtener según qué rentabilidad. “Es esencial entender el funcionamiento de lo que se está adquiriendo y saber hasta qué nivel es arriesgado, ya que dentro de la inversión hay más o menos riesgo según el activo”, recalca ‘HelpMyCash’.
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