Migrar a otro país no es sencillo y más aún, si es a otro continente. Una cultura, idioma y formas de ver y entender la vida y el trabajo totalmente diferentes a España y que son factores que ponen a prueba a cualquier persona que decida emprender en el país asiático. A pesar de ello, hay quienes logran adaptarse coinciden en un aspecto, que es que las oportunidades de crecimiento son muy superiores a las que se encuentran en España.
Este es el caso de Adrián Díaz, un emprendedor español que se instaló en China para abrirse camino en el mundo empresarial y que en una entrevista al canal ConPdePodcast, que cuenta con más de 471.000 seguidores, explica las luces y sombras de vivir y trabajar en un entorno tan distinto al europeo.
La disciplina como eje central del trabajo
Uno de las cosas que más le sorprendieron a Díaz fue la disciplina laboral que impera en las empresas chinas. Según explica, los trabajadores muestran un fuerte compromiso con sus empleos y están dispuestos a dedicar largas jornadas con tal de alcanzar sus objetivos.
“En China la cultura del esfuerzo está muy marcada. La gente se lo toma en serio: si tienen que trabajar diez horas, las trabajan. La disciplina es muy fuerte”, explica. Este nivel de exigencia, sin embargo, no siempre es fácil de asimilar para un occidental acostumbrado a horarios más reducidos o a un mayor equilibrio entre vida personal y profesional y la desconexión digital.
A pesar de ello, Díaz incide que esta intensidad también se traduce en resultados que son tangibles, ya que ve como los proyectos que avanzan rápido, compañías que crecen a gran velocidad y un entorno donde la innovación tiene un papel protagonista.
Más oportunidades que en España
Otro de los puntos que destacó el emprendedor es la abundancia de oportunidades que ofrece China para quienes están dispuestos a arriesgar. “Si tienes un buen proyecto y sabes moverte, aquí hay mercado y hay inversión. Es un país enorme, con una clase media cada vez más amplia y con ganas de consumir”, explica.
En su opinión, España arrastra una sensación de estancamiento. “Cuando vuelvo y salgo a la calle me deprimo. Estoy quince días y me quiero volver. Mis amigos hablan de las mismas cosas que hace veinte años. Aquí, en cambio, todo cambia muy rápido y siempre hay algo nuevo”, asegura.
Esa dinámica, afirma, hace que China sea un país donde un emprendedor pueda crecer y escalar su negocio con mayor rapidez que en Europa.
Lo que no te cuentan de trabajar en China
Ahora bien, no todo es positivo, señala Díaz. La fuerte disciplina laboral se convierte muchas veces en presión constante, donde el descanso y la conciliación son secundarios. “Si no eres capaz de adaptarte, puedes quemarte rápido. No es un entorno para todo el mundo”, avisa.
A ello se suma la barrera cultural y lingüística, que dificulta la integración para los extranjeros. Aunque las grandes ciudades están cada vez más abiertas, la diferencia en la forma de relacionarse, negociar o incluso entender el éxito puede generar choques.
En cuanto a la vivienda, uno de los problemas que preocupa tanto en España como en China, el emprendedor señala que existe incertidumbre por la burbuja inmobiliaria del país asiático. “No sé si va a estallar mañana, pero lo cierto es que la economía sigue creciendo alrededor de un 4%”, matiza, dejando entrever que la magnitud del mercado chino le permite resistir tensiones que en Europa se perciben como más graves.

