Los autónomos son un pilar fundamental de la economía española. Con más de tres millones de trabajadores por cuenta propia, constituyen uno de los elementos imprescindibles del tejido empresarial de nuestro país y, al mismo tiempo, el principal motor de la actividad productiva. Sin embargo, muchos de ellos cometen errores fiscales que les pueden salir caros, al menos a ojos de Hacienda.
La razón de esto es porque, a diferencia de los trabajadores asalariados, los autónomos deben presentar sus impuestos por ellos mismos. En la mayoría de casos, recurren a los servicios de gestorías especializadas, pero a veces, lo hacen por su cuenta, lo que puede hacer que se produzcan errores que, a largo plazo, pueden salir muy caros.
La carga burocrática, las dudas constantes y los plazos ajustados hacen que muchos profesionales por cuenta propia caigan en equivocaciones que terminan costando mucho dinero.
Aunque la Agencia Tributaria pone a disposición información y herramientas, la realidad es que la normativa no siempre es fácil de entender. Por eso, hay algunos que se presentan como los que son los fallos más habituales. También conocemos qué hacer para prevenirlos.
No guardar todos los justificantes de gastos
Uno de los problemas más frecuentes es no conservar las facturas y tickets que acreditan los gastos deducibles. Muchos autónomos tiran tickets de gasolina, comidas de trabajo o compras pequeñas, sin pensar que luego podrían justificarlos en una inspección.
Para esto, la norma es clara: cualquier gasto tiene que estar vinculado a la actividad, debidamente documentado y pagado de forma trazable. Sin papeles, no hay deducción.
Mezclar gastos personales y profesionales
Otro error clásico es pagar con la misma tarjeta o cuenta corriente tanto gastos personales como de la actividad. Esto genera confusión y, en caso de revisión, puede provocar que Hacienda rechace deducciones.
De hecho, asesores como los de TaxDown, la plataforma digital especializada en gestión fiscal y declaración de la renta, recomiendan tener siempre una cuenta bancaria específica para la actividad profesional. Así, separar lo personal de lo laboral es mucho más sencillo.
Olvidar plazos de presentación
Los calendarios fiscales marcan la vida de los autónomos: IVA, IRPF, retenciones, resúmenes anuales… Son muchas obligaciones y con fechas distintas. Retrasarse, aunque sea por descuido, implica sanciones y recargos.
Cada trimestre exige revisar facturas emitidas y recibidas, pero también presentar los modelos correspondientes. Tener un calendario visible o utilizar alertas digitales es una de las claves para no fallar.
Declarar mal los ingresos
En ocasiones, los autónomos cometen errores al reflejar sus ingresos. Puede ser por un descuadre entre facturas emitidas y cobradas, por un olvido o incluso por un fallo al rellenar los modelos.
Aquí, es importante saber que la Agencia Tributaria cruza datos constantemente, por lo que cualquier incoherencia salta rápido. Aquí el consejo es simple: llevar un control actualizado de facturación y usar programas de gestión que minimicen los fallos.
No aplicar bien las deducciones de vivienda y vehículo
Muchos autónomos trabajan desde casa o usan su coche para la actividad. Pero las deducciones por vivienda y vehículo son un terreno delicado. No se puede deducir todo, solo una parte proporcional justificada.
Por ejemplo, si se destina un despacho en casa, se puede deducir el porcentaje de suministros que corresponda. Y en el coche, solo es deducible si se demuestra que se utiliza principalmente para trabajar.
Confiar demasiado en la ‘factura simplificada’
Los tickets de compra sirven en algunos casos, pero no sustituyen a una factura completa. Para que un gasto sea deducible en el IVA, lo ideal es tener siempre una factura con los datos fiscales del proveedor. Depender solo de tickets limita lo que se puede desgravar.
No pedir ayuda profesional
Por último, y probablemente como el error más extendido, es el de pensar que se puede llevar todo sin asesoría. Aunque hay autónomos muy organizados, la mayoría acaba perdiendo tiempo, dinero y tranquilidad.
Un gestor o asesor fiscal no solo evita errores, también ayuda a optimizar impuestos dentro de la legalidad. Y, a la larga, suele salir más barato que pagar sanciones o perder deducciones por desconocimiento.
Una maraña burocrática que no siempre ayuda
España sigue teniendo uno de los sistemas fiscales más exigentes para los trabajadores por cuenta propia. Según varias asociaciones de autónomos, el tiempo medio dedicado a gestiones administrativas es muy superior al de otros países europeos.
Los errores más comunes no suelen ser fruto de mala fe, sino de la complejidad del sistema. Entre declaraciones trimestrales, anuales y pagos fraccionados, muchos profesionales se ven desbordados.
La digitalización de la Administración ha facilitado algunos procesos, pero todavía genera dudas y más de una complicación. Porque los certificados electrónicos, notificaciones telemáticas y programas obligatorios de facturación son pasos que requieren una adaptación que, a todas luces, no es sencilla.

