Cada vez son más las personas que organizan su jubilación con antelación, y entre esos planes para cuando se llega a la edad dorada está el tener una casa en la que retirarse. Pero este sueño puede verse frustrado por el problema de la okupación y es justo lo que le ha pasado a una jubilada de 78 años, que compró una casa para cuando se retirase y no puede disfrutar de ella porque el hombre que contrató para reformarla lleva años viviendo en ella de okupa y sin pagarle un alquiler.
Esta jubilada francesa lo tenía todo planeado para su jubilación, pensaba retirarse para vivir cerca de su hermana y por eso en 1999 compró una casa que necesitaba reformas. Tal y como informan desde el medio ‘Figaro Inmobilier’ encargó la reforma a un albañil de confianza, pero nunca imaginó que esa decisión acabaría dejándola fuera de su propio hogar. A día de hoy, el contratista que reformó la casa vive en ella sin pagar y se niega a marcharse, pese a que pesa sobre él una orden de desalojo.
La mujer, que a día de hoy tiene 78 años, residía en París cuando compró la casa, y como no podía desplazarse a la localidad con frecuencia, pactó con el albañil, que vivía en la zona, que se encargara también de gestionar el alquiler de la vivienda. Durante dos años, la propietaria recibió 350 euros mensuales. Luego, el inquilino se marchó y se sucedieron otros acuerdos informales, incluyendo uno con la hija del propio albañil, que dejó de pagar a los pocos meses.
Tras años de alquileres, el albañil terminó okupando la vivienda
Finalmente, fue el propio albañil quien se instaló en la vivienda, alegando existía un acuerdo verbal con la propietaria para quedarse. Aunque la anciana lo confirma, niega que firmasen ningún contrato escrito que justifique que este hombre siga instalado en su casa.
Hasta hace poco, este tipo de acuerdos verbales eran legales en Francia. Sin embargo, el pasado 9 de abril, entró en vigor una nueva ley que prohíbe los contratos de alquiler verbales. La normativa obliga a formalizar por escrito cualquier relación arrendaticia y prevé penas de hasta un año de prisión y multas que pueden alcanzar los 20.000 euros si no se cumple este requisito tras una notificación formal.
No obstante, la ley no se aplica de forma retroactiva, y en el caso de esta jubilada, que lleva años intentando recuperar su casa, no hay infracción legal por su parte. Desde 2019 no ha recibido ni un solo pago por el uso del inmueble, pese a lo cual la justicia no le ha permitido aún recuperar la propiedad.
La orden de desalojo está bloqueada
En 2022, la anciana denunció al ocupante por fraude, falsificación de documentos y abuso de persona vulnerable. El pasado 26 de septiembre, un tribunal penal le dio la razón y condenó al ocupante a pagar 70.000 euros por impagos y daños, y ordenó su desalojo en un plazo de dos meses.
Sin embargo, el proceso volvió a estancarse. El ocupante apeló la sentencia y con la llegada del invierno activó la moratoria de desahucios. Este mecanismo francés entra en vigor cada 1 de noviembre y no permite desalojos durante la temporada de frío, por lo que la jubilada tendrá que esperar para recuperar su casa al menos hasta primavera.
Viéndose en esta tesitura, y según informan desde el medio, la anciana ha decidido poner su casa en venta, pero teniendo en cuenta el albañil sigue viviendo allí de okupa los posibles compradores no pueden visitar el inmueble, y el ocupante tampoco deja acceder a la vivienda al técnico que debe emitir el certificado energético.
Y el okupa no solo vive en la casa sin título legal, sino que, según declaró el marido de la jubilada al diario Le Parisien “intentó vender la casa con documentos falsos. Es un mentiroso que nos amenaza”. Actualmente, la pareja vive actualmente en una vivienda social, aunque temen perderla por ser técnicamente propietarios de otro inmueble.