Tras el reciente anuncio del Ministerio de Sanidad sobre la prohibición de fumar en las terrazas de bares y restaurantes de toda España, se ha reabierto el debate entre salud pública y libertad individual. Aunque el principal objetivo es reducir el consumo de tabaco y proteger a los no fumadores, la nueva restricción ha encontrado una gran resistencia entre los profesionales de la hostelería, quienes además de emitir un comunicado mostrando su preocupación, se quejan de tener que asumir el papel de vigilantes en sus propios negocios.
Los hosteleros advierten de que la aplicación de la medida les sitúa en una posición incómoda al verse obligados a mediar en posibles conflictos con los clientes y a hacer cumplir una norma que, según denuncian, debería corresponder exclusivamente a la administración pública y no a los propietarios o trabajadores de los establecimientos, algo que reduciría el beneficio.
Denuncia que los hosteleros tengan que hacer la labor del policía
“Lo que nos cabrea es que tengamos que ser nosotros los policías, y encima perdiendo dinero”, denuncia Lázaro Cáceres, propietario del bar Delira en Aguadulce (Almería), durante una entrevista con NoticiasTrabajo. Y aunque asegura mantener una postura neutra respecto a la medida, insiste en que la raíz del conflicto está en la “falta de responsabilidad social”.
En su opinión, la raíz del problema reside en la falta de empatía. “Si yo estoy fumando un cigarro y la persona de al lado me dice que le molesta, la mayoría de las veces la gente se cabrea. Al final, esa crispación que generamos en la sociedad hace que existan y se creen leyes que regulen la disciplina social”, explica.
Sin embargo, al contrario que otros muchos compañeros del sector, Lázaro resta importancia a quienes auguran una caída significativa en el número de clientes. “No van a dejar de venir al bar porque no dejen fumar, igual que no dejaron de volar cuando prohibieron fumar en los aviones, ni de coger el transporte cuando se prohibió en los autobuses”, señala, reconociendo que el verdadero daño se hará en la convivencia diaria. “El único problema es que nos va a afectar psicológicamente a los camareros que tienen que enfrentarse a los clientes”, añade.
“La gente no va a dejar de fumar porque se lo prohíban en una terraza”
Aunque el Ministerio de Sanidad ha argumentado que la restricción busca reducir el consumo de tabaco, el hostelero duda de su eficacia real. “No se va a conseguir con esta ley. La gente deja de fumar por voluntad propia, no porque le prohíban fumar en una terraza. Prohibiendo fumar en las terrazas no van a conseguir que la sociedad fume menos. Si quieren reducir el consumo, que suban el precio del tabaco a 50 euros y verán cómo la gente deja de fumar, pero no con estas tonterías”, sentencia.
Además, recuerda que una situación similar ya se vivió durante la pandemia del Covid, cuando la normativa sanitaria también obligó a los hosteleros a imponer restricciones entre los clientes y, a día de hoy, “la gente sigue fumando”. En este sentido, Lázaro asegura que “el cliente buscaría una terraza cuyos dueños se saltaran la ley durante un tiempo, captando a toda esa clientela con la que yo me voy a tener que pelear”, concluye.