Primero fue el papel higiénico, a causa de un miedo irracional e infundado durante la fase inicial de la pandemia de Covid-19. Posteriormente, el estallido de la guerra en Ucrania tras la orden de invasión militar de Putin y una de las huelgas más destacadas de parte del sector transportes pusieron en jaque la cadena de suministro nacional.
Empresas sin materias primas para producir sus productos, supermercados con lineales vacíos y con falta de existencias de productos como leche, carnes, pescados, pastas o el famoso aceite de girasol. Este último, básico en establecimientos de restauración, fue apodado el ‘papel higiénico 2.0’ por la psicosis desatada ante las fake news y el temor a quedarse un buen tiempo sin poder adquirirse, o hacerlo a un precio desorbitado.
Precisamente la alta tasa de inflación, que cerró el mes de julio de forma oficial en el 10,8% según el Instituto Nacional de Estadística (INE), ha provocado el aumento generalizado de los precios. De junio a julio aumentó seis décimas porcentuales. Y, aunque no se espera que aumente mucho más, el descenso se prevé lento y tortuoso para los afectados, según los expertos. Entre ellos, el Banco de España.
Subirán los precios de productos ganaderos y agrícolas
En una entrevista con ‘Onda Cero’, el secretario de ganadería de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) ha alertado del desequilibrio en la producción del sector ganadero y agrícola. Esto provocará que los precios suban en las etiquetas finales que muestran los supermercados en la temporada de otoño. De hecho, alegan también que los granjeros o ganaderos han visto cómo suben los precios de sus productos, pero no así sus ingresos.
Por ello, se ven en la tesitura de incrementar los precios a partir de septiembre. Algo que llevará también a la protesta y revolución de muchos sectores, que ya avisaron de la posible escasez de leche y pollo si los costes de producción seguían encareciéndose pero no se acabara viendo en el producto. Y lejos de hacerlo, los costes de producción han crecido casi el triple desde hace diez años.
Dardo al Gobierno
"El ministerio no debería estar de perfil ni de vacaciones ante un problema tan grave", puntualizan desde la UPA. “Los granjeros se están asfixiando económicamente mientras algunos están ganando dinero", continuaban esgrimiendo, haciendo referencia a grandes empresas productoras de pienso y pollo y grandes empresas distribuidoras.
“La situación es asfixiante por la cantidad de energía que tenemos que gastar para climatizar nuestras granjas", explicaba concretamente Santalla. En la estación otoñal concluirán el gasto del carburante para calentar las granjas y el energético actual. En ese momento, según Santalla “no vamos a ser capaces de seguir criando pollos porque es asfixiante en términos económicos” y la mayoría de productores no tendrán capacidad económica suficiente para afrontar los gastos.
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