Denuncia a CaixaBank ante el Banco de España por las tarjetas híbridas MyCard

La plataforma financiera Asufin señala que su llegada y forma de comercialización “es una manera de expulsar del mercado las tarjetas de débito, que son las más accesibles para todo el mundo sobre la base de que tienes controladas las finanzas personales”.

Javier Martín

Nuevo capítulo en el polémico historial de las tarjetas My Card, de CaixaBank. Esta vez, con el Banco de España como protagonista, que ha recibido por parte de la plataforma de usuarios financieros, Asufin, una denuncia contra la entidad bancaria por la comercialización masiva de sus tarjetas híbridas, cuya combinación de funciones de débito y crédito simultáneamente acabado arrinconando a las tarjetas puramente de débito, afirman.

La controversia se originó a comienzos de año, cuando se completó su fusión con Bankia y lanzó su campaña, en la que comunicaba la imposición de una comisión de 36 euros al año en concepto de mantenimiento de sus tarjetas. Muchos usuarios notificaron entonces a Asufin sus quejas por la obligación encubierta de CaixaBank para cambiar su tarjeta de débito habitual por MyCard, su tarjeta híbrida. La alternativa que ofrecía la entidad catalana para evitar ese pago.

La plataforma elevó su nivel de alerta y comenzó a realizar un seguimiento intensivo sobre la comercialización y los métodos de esta por parte del banco catalán. Tras casi seis meses de examen, las conclusiones arrojaron que se está produciendo una discriminación y exclusión básica de lo que Asufin considera como uno de los productos financieros y bancarios estructurales para el usuario.

“Es una manera de expulsar del mercado las tarjetas de débito, que son las más accesibles para todo el mundo sobre la base de que tienes controladas las finanzas personales, y no disponer de una tarjeta con la que controlar cada cargo es un error”, tratan de justificar desde Asufin.

CaixaBank: acoso con la tarjeta MyCard

Así lo define a su manera Asufin, que describe como absolutamente intensiva, casi traspasando los límites, la campaña de comercialización de su tarjeta híbrida MyCard. Las quejas también se acumularon por parte de los usuarios que ya disponía de tarjeta de débito, a los que el banco instó fervientemente a cambiarla por la modalidad híbrida vendiendo sus bondades.

A ellos se suman los que trataban de contratar el plástico (como se denomina a las tarjetas en el argot) de débito, para los que la entidad no facilitaba precisamente el proceso, afirman desde la asociación. Sin contar, asimismo, el ofrecimiento masivo a todo tipo de usuarios, sin tener en cuenta su perfil económico o sí podrían hacer un uso adecuado de la modalidad de crédito de la tarjeta híbrida por su poder adquisitivo sin caer en endeudamientos. Algo que no ocurriría con las tarjetas de débito, que se alimenta directamente del saldo que existe en la cuenta.

¿Qué es la tarjeta MyCard de CaixaBank?

El producto bancario que CaixaBank se ha encargado de poner intencionadamente en la primera línea de su escaparate y que ahora se ve amenazado por esa demanda que el Banco de España —tiene que decidir si archiva o investiga—, se caracteriza principalmente por reflejar el importe de un pago inmediatamente, pero con la particularidad de no cargarlo en la cuenta hasta pasados dos días.

Aunque no necesariamente tienen que ser dos días. El cliente tiene la opción de personalizar diferentes opciones de diferimiento de pago y de fraccionamiento. Es decir, que el cliente, al fin y al cabo, contrae una deuda que debe satisfacer, por lo que no es adecuada para la totalidad de sus usuarios. “El producto como tal no nos parece mal, pero siempre que no se sustituya a las tarjetas de débito”, concluye Asufin.

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