Conseguir librarse de las deudas es una misión compleja. La inflación ha llegado para quedarse, al menos por un tiempo. Desde su estabilización tras el pasado verano, los expertos económicos como el Banco de España o el Banco Central Europeo fijan el comienzo de 2023 como el principio, a paso firme pero lento, de su fin. Con ella, los precios han incrementado tanto el coste de vida que las deudas se disparan.
Para muchos, la vida entra en una espiral de difícil salida en algunos casos. Pero existen soluciones. Una de ellas es la Ley de la Segunda Oportunidad, a la que se puede recurrir mediante asociaciones como la de Ayuda al Endeudamiento. La misma a la que acudió una vecina de la localidad almeriense de Roquetas de Mar y que le ayudó a ver perdonada una deuda de casi 40.000 euros inasumible para ella tras divorciarse, incapacitada y con cuatro hijos a cargo.
"Las personas que normalizan el no poder afrontar sus deudas y huir constantemente de embargos y tener bienes a su nombre se muestran incrédulas ante este procedimiento", relataba Pepe Domínguez, abogado de la Asociación, tras el auto dictado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 6 concediendo el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho (BEPI).
¿Qué es la Ley de la Segunda Oportunidad y cómo funciona?
Este mecanismo judicial que liberó de pagar 36.835,71 euros a esta deudora, "permitiendo esa segunda oportunidad que llevaba esperando 15 años”, es poco conocida y de gran utilidad. Aunque no todos pueden adherirse a este recurso extraordinario. Hay que cumplir ciertos requisitos para poder beneficiarse de la exoneración del pasivo insatisfecho. Algo también posible para los créditos ordinarios y subordinados, a excepción de los de derecho público y por alimentos.
Esta vecina de Roquetas asumió el 50% de las deudas conyugales tras consumar su divorcio. "La poca implicación de la otra parte generó muchas reclamaciones a su persona, terminando en impagos de la deuda y amenazas de embargo", explicaba en el comunicado presentado al Juzgado la asociación. Ni si quiera subsanó la deuda de que el banco se quedara con su casa.
"Teniendo en cuenta que tenía 4 hijos que mantener y que solo contaba con sus ingresos por incapacidad, por sí sola era inviable que solucionara el problema", continuaban explicando. Para salir de esa espiral, se puso en contacto con el equipo de la asociación, donde le transmitieron que era "evidente la necesidad de tramitar la Ley de la Segunda Oportunidad". “Hoy estamos juntos celebrando su nueva vida”.
Cómo solicitar la Ley de la Segunda Oportunidad
Primero, mediante la presentación de un preconcurso de acreedores, se anularon judicialmente los embargos y la obligación de pagar los créditos. Posteriormente se presentó ante la notaría la propuesta de abonar una cantidad asumible al mes, lo que fue rechazada. Esta, la de la proposición de un acuerdo, era antes una condición obligatoria para acogerse al proceso, pero quedó abolida por la última reforma concursal.
Posteriormente se pasó a pedir el concurso de acreedores, la forma de pedir el perdón de la deuda en el que el juez estudia criterios como “ser insolvente, no haber estado declarado en concurso de acreedores en los últimos cinco años y carecer de antecedentes penales socioeconómicos", explica el comunicado. Y así fue. Se le fue concedido el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho (BEPI), permitiendo que los acreedores no le puedan solicitar el dinero ni incluirla en listas de morosos.
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