China ha confirmado la puesta en marcha de la presa de Motuo, en pleno corazón del Tíbet, un proyecto hidroeléctrico de una ambición sin precedentes. Con un presupuesto estimado de 165.000 millones de dólares, podría generar 60GW de electricidad, el equivalente a la energía nuclear instalada en Francia. Esta nueva presa rompería los récords establecidos por la presa de las Tres Gargantas (22 GW), también china, cuya masa de agua contenida -estimada en 39 kilómetros cúbicos, casi 40 billones de litros- ya ha sido reconocida por su influencia en una futura rotación del eje de la Tierra.
Con todo, la iniciativa, calificada por el primer ministro chino Li Qiang como el "proyecto del siglo", comenzó en julio en las aguas del río Yarlung Tsangpo, conocido como Brahmaputra en su curso hacia la India. Esta megapresa pretende aprovechar un desnivel natural considerable para generar una cantidad de energía que podría ser clave para las necesidades del gigante asiático.
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Su funcionamiento se prevé para 2030
Para su funcionamiento, previsto en el año 2030, se está encargando la empresa estatal China Yajiang Group, creada específicamente para la construcción y operación de la presa. Y todo ello forma parte de la estrategia del régimen chino para enviar electricidad del oeste al este aprovechando los recursos del occidente rural para abastecer las grandes ciudades industriales del este de China.
Como desveló el portal de ScienceFocus, estará ubicado en Medog, dentro de la región del Tíbet, el cual es un enclave geográfico que ofrece unas condiciones ideales para una infraestructura de este calibre. La elección de este punto obedece a un espectacular desnivel natural de 2.000 metros de caída en 50 kilómetros de recorrido fluvial, una característica geológica que potenciará su capacidad de generación.
El objetivo es “acelerar el desarrollo de una energía limpia y luchar contra el cambio climático”, explica el Ministerio de Asuntos Exteriores chino. El 60% de la electricidad del país sigue produciéndose a partir del carbón, el combustible fósil que más gases contaminantes emite. “La electricidad producida se suministrará principalmente a otras regiones para su consumo, al tiempo que se satisfarán las necesidades locales de electricidad en el Tíbet”, precisaron.
El problema, sobre todo para países colindantes como la India y Bangladesh, es que al situar una obra de esta envergadura aguas arriba de grandes cuencas fluviales, Pekín se asegura un control sobre el agua, un recurso cada vez más escaso en China. El gigante asiático concentra el 18% de la población mundial, pero tan sólo el 6% de las reservas de agua dulce.
India y Bangladesh temen que China explote el acceso al agua del río, vital para ambos países
Desde Pekín defienden esta construcción como una apuesta estratégica por la energía verde para proveer de electricidad al Tíbet y también para controlar posibles desastres naturales en otras partes del cauce del río, mientras que los detractores alertan del riesgo medioambiental de un cambio tan drástico de hábitat y del desplazamiento forzoso de la población.
Este “proyecto del siglo” estará en una de las zonas más ricas en recursos hidroeléctricos del mundo, y la idea es perforar entre cuatro y seis túneles de 20 kilómetros de longitud a través de una montaña para desviar la mitad del caudal del río para lograr 2.000 m³ por segundo y aprovechar toda esa fuerza. No será una operación sencilla, sobre todo por las condiciones de la zona y al coste del proyecto.
Pero este titánico plan podría tener consecuencias que van más allá de la producción energética. La ciencia ya ha demostrado que las grandes presas pueden alterar sutilmente la rotación terrestre. Según la NASA, las Tres Gargantas ya podrían estar influyendo en el equilibrio rotacional de la Tierra. Fue el Dr. Benjamin Fong Chao, quien publicó un estudio donde aseguraba que mover tal cantidad de agua puede desplazar teóricamente el polo terrestre unos 2 centímetros y alargar un día aproximadamente 0.06 microsegundos. Por lo que la megapresa construida en el Tíbet lo podría incrementar todavía más.
El motivo de ese riesgo es porque estará ubicado en una de las regiones más sísmicamente activas del planeta, donde contactan las placas India y Euroasiática y donde se dan numerosos terremotos cada año.