La inflación inicia 2022 como dejó 2021, al alza. Aunque con un leve receso respecto al mes de diciembre, cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifró el Índice de Precios al Consumo (IPC) en un 6,5%, por los 6,1% con los que ha echado el cierre a enero. Una cifra que supone un descenso de un 0,1% respecto a sus estimaciones iniciales de hace dos semanas.
La realidad, por tanto, mejora a las previsiones. Hace casi un año que el IPC no bajaba, rompiendo así una tendencia creciente de casi once meses. A esa moderación ha contribuido, según el mismo organismo, un aumento menos pronunciado de los precios de la electricidad. Aunque, a pesar de que las subidas son menos pronunciadas, todo continúa subiendo, lo que provoca que los expertos atisben que esta situación se prolongue hasta bien entrada la segunda mitad del año. Todo si no explota el conflicto entre Ucrania y Rusia, que empeoraría las expectativas.
Aunque las cifras evidencian que se ha dejado atrás esa estadística de diciembre, la más alta en los últimos 30 años, el incremento del coste de vida sigue siendo un asunto en primera plana social, política y económica. El contexto ha mejorado, pero los precios acumulan ya once meses por encima del umbral del 2% objetivo del Banco Central Europeo (BCE).
Comunicaciones, la única en la que bajan los precios
La vivienda, que incluye la electricidad, fue la categoría componente del IPC que mayor subida experimentó este mes de enero, con un 18%. Le siguen transportes, que engloba los combustibles, con un alza del 11,3%; alimentos y bebidas no alcohólicas, con un aumento del 4,8%; y vestido y calzado, con un incremento del 3,7%. Comunicaciones, con un 0,6% fue la única que se abarató respecto al mes final de 2021.
Por subclases, la electricidad focaliza el incremento más notable (46,4%), por delante de combustibles líquidos (44,6%), otros aceites combustibles (37,9%), hidrocarburos licuados como el butano o el propano (33,5%), el aceite de oliva (30,1%), el gasóleo (25,7%) y la gasolina (23,1%). Incluso subieron las prendas de vestir: un 5% para el género masculino y un 4% para el femenino.
La cuesta de enero ha sido más empinada que de costumbre, notándose en la cesta de la compra. Otros productos, por citar algunos alimentos, suben. Las frutas frescas se encarecieron un 8,8%, la carne de ovino y caprino un 12,6%, la de ave un 6,6%, la de vacuno un 6%, las harinas y cereales un 10,6%, el arroz un 8%, la leche el 6,6%, igual que los huevos, y el pan un 5,3%.
Efecto contagio de precios
La inflación subyacente que no cuenta los precios más volátiles de la energía y los alimentos frescos, escala tres décimas respecto a diciembre, hasta el 2,4%. Esta tasa, la más alta desde octubre de 2012 y que encadena siete meses consecutivos al alza, indica un efecto contagio a otros productos.
Este caldo de cultivo que hacer hervir los precios lo continúan conformando los mismos ingredientes: los desmesurados precios en el mercado minorista de las energías y los fenómenos de los cuellos de botella en la cadena de suministros y distribución, a los que se añaden las tensiones geopolíticas entre Rusia y Ucrania. Ante tal tesitura y las quejas de los ciudadanos, no solo de España, si no europeos, sobre la pérdida de poder adquisitivo, el BCE prepara medidas.
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