Una mujer de 56 años construye su propia casa prefabricada: “tenía dificultades para pagar el alquiler, por fin soy propietaria de una vivienda”

Se trata de una ‘tiny house’ con ruedas y asegura que, aunque no son para todo el mundo, no se imagina la vida sin ella.

Una mujer de 56 años construye su propia casa prefabricada: “tenía dificultades para pagar el alquiler, por fin soy propietaria de una vivienda” |Business Insider
Fecha de actualización:

Las casas prefabricadas se han consolidado como una opción real de vivienda, siendo por lo general más baratas, sostenibles y adaptables que las viviendas tradicionales. Por todo ello, están conquistando a públicos de todas las edades y un ejemplo es el de Louise Southerden, una mujer que decidió construir su propia casa prefabricada cansada de los altos precios del alquiler.

En concreto, vive en lo que se conoce como una ‘tiny house’, con ruedas, lo que le permite si lo desea viajar, literalmente, con la casa a cuestas. “Nunca pensé que viviría en una casa tan pequeña. Creía que siempre sería inquilina y lo aceptaba. Pensaba que era el precio que tenía que pagar por mi trabajo soñado como escritora de viajes. Vivía en Sídney, pero durante 25 años viví prácticamente con lo que cabía en una mochila, viajando por todo el mundo y escribiendo sobre ello”, ha contado para el medio ‘Business Insider’.

Con la crisis inmobiliaria que asoló Australia, donde reside, su alquiler se volvió cada vez más inasequible, sobre todo atendiendo a que es autónoma y sus ingresos son irregulares. Entonces tenía 48 años, estaba soltera y quería vivir sola, pero no encontraba ningún estudio que pudiera permitirse. Por ello, se mudó a Nueva Gales del Sur, pero seguía sin encontrar nada. Cansada de esta situación, cuando tenía poco más de 50 años, decidió construir su propia casa prefabricada.

Las casas prefabricadas con ruedas, la elección perfecta

Louise no tenía presupuesto para comprar un terreno donde instalar su casa prefabricada, por lo que los modelos con ruedas fueron su elección perfecta. Estos cumplían con todos sus requisitos, ya que eran baratas de construir y de mantener, además de que le permitía cumplir con su sueño de vivir casi en una cabaña y mantener el estilo de vida de sus viajes: “lo mejor de todo era que fomentaban el estilo de vida minimalista que había aprendido a amar en mis viajes”, contaba en forma de ensayo en el citado medio.

Otra ventaja es que, al menos en Australia, no estaban sujetas a normas de construcción. Con el COVID-10, tuvo mucho tiempo libre y una ayuda asistencial del Gobierno para poder vivir, ya que su trabajo se vio afectado por el cierre de fronteras, por lo que fue el momento idóneo para construir la vivienda.

Tras hacer varios cursos y leer sobre arquitectura de espacios pequeños, encargó una caravana diminuta y se puso manos a la obra, con la ayuda de varias personas, incluyendo su pareja de entonces al que se le daba muy bien la carpintería. Fue en un terreno de este cuando empezaron a dar forma a su ‘tiny house’ con ruedas, en septiembre de 2020.

Durante este tiempo, llegaron a trabajar 6 y hasta 7 días a la semana, explicando que fue “intensamente fascinante, agotador y estresante”. De hecho, añade que “a medida que mi pequeña casa iba tomando forma, nuestra relación comenzó a desmoronarse. No sobrevivió a la construcción, pero conseguimos seguir trabajando juntos”.

Tras 8 meses de trabajo, la casa estaba lista

Después de ocho meses de trabajo, Louise consiguió terminar su casa. Fue en mayo de 2021, a los 56 años, cuando se mudó a la casa, la primera vivienda que tenía en propiedad. “Mi nuevo hogar era móvil y pequeño, de solo 7 metros de largo y 2,4 metros de ancho, pero me proporcionaba una sensación de seguridad y protección que nunca antes había experimentado. Fue un gran alivio, como fondear por fin en una bahía tranquila después de haber sido zarandeado por una tormenta interminable”, relataba.

A pesar de ello, reconoce que hay incertidumbre sobre este estilo de vida, ya que la normativa sobre ‘tiny house’ no se ha adaptado todavía a la popularidad que están ganando, “y muchos de nosotros todavía tenemos que alquilar plazas de aparcamiento para nuestras casas en terrenos ajenos”.

En su caso, actualmente tiene su casa prefabricada en la propiedad de un amigo, pagándole un  alquiler semanal de menos de la mitad del alquiler medio de un apartamento en su zona. “No tengo deudas. Tengo tiempo para dar largos paseos con mis amigos y para hacer voluntariado en el huerto comunitario de mi barrio. También tengo más tiempo para escribir, y el trabajo remunerado ya no domina mi vida como antes, cuando siempre estaba luchando por llegar a fin de mes”, explica.

Como conclusión final, asegura que aunque este modelo de vivienda no es para todo el mundo, ella lo ve como su “santuario”: “uno que se adapta perfectamente al terreno en el que está aparcada. Sinceramente, no puedo imaginarme viviendo en otro sitio”.

Otras noticias interesantes

Lo más leído

Últimas noticias