En España, el turno partido sigue siendo un modelo común en sectores como la hostelería, el comercio o los servicios, pese a las críticas que genera entre muchos trabajadores, hasta el punto de opinar que debería ser ilegal. Este formato divide la jornada en dos bloques, generalmente mañana y tarde, separados por varias horas libres en mitad del día. Para algunos, se trata de un tiempo útil para descansar o atender asuntos personales, pero para otros, supone una carga física y psicológica difícil de sobrellevar.
Ahora, un vídeo publicado en redes sociales ha reabierto el debate al recoger la experiencia de María Ruiz, una trabajadora que decidió abandonar este horario hace un año. “Tanto psicológicamente como físicamente me consumía mucha energía”, explica, antes de reconocer que el cambio a jornada continua mejoró su bienestar.
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Una trabajadora sin pelos en la lengua sobre las horas extra: “El horario de entrada lo tienen muy claro, pero el de salida no tanto. No trabajo para estar de 8:30 a 18:30 y me pagues como si fuera de 8:30 a 17:30”
Entre el descanso y el agotamiento
La protagonista subraya que su intención no es descalificar por completo el modelo: “No quiero demonizarlo porque es verdad que yo conozco a personas que prefieren el turno partido”. Reconoce que para algunos trabajadores esas horas libres entre medias les sirven “para ir a casa, descansar o hacer cosas pendientes”. Aun así, admite que a ella esa fragmentación del día la dejaba “reventada”.
María también señala que hay oficios en los que resulta complicado prescindir de esta modalidad. “Al final, un restaurante de comida no va a estar abierto a las 6:30 de la tarde. ¿Para qué va a estar abierto? No va a venir nadie a comer”, plantea. Lo mismo ocurre, según señala, con pequeños comercios como papelerías que abren muy temprano y no pueden sostener un horario continuo durante todo el día.
El turno partido “te quita la vida”
La publicación ha generado cientos de respuestas, en su mayoría críticas a la jornada partida: “El turno partido no debería estar permitido”, “Es la esclavitud del siglo XXI” o “te quita la vida”, resumen varios comentarios. Otros ponen el foco en las horas muertas y el desgaste: “Doce horas fuera para trabajar ocho” o “No descansas porque tu mente no desconecta”, expresan.
También aparecen defensores o matices. Algunos afirman que les gusta el turno partido o que lo prefieren frente a una tarde larga: “mejor un partido que uno de 14 a 22, eso es mortal”. Otros recuerdan que en sectores como el comercio o la hostelería resulta difícil prescindir de él. Entre las propuestas, se repite la idea de una compensación económica: “debería existir un plus en la nómina por turno partido”.