Los problemas de salud mental son ya la segunda causa más frecuente de baja laboral en España, solo superados por los trastornos musculoesqueléticos. De hecho, un estudio de Umivale Activa y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) expusieron que el crecimiento más destacado entre las patologías que causan incapacidad temporal es el de la salud mental, con un aumento del 88% en los días perdidos en el Régimen General y del 75% en el de autónomos (RETA).
En este contexto, trastornos como el síndrome del trabajador quemado (o burn out), han dejado de ser desconocidos. Y, por ello, son muchos los expertos que están concienciando sobre este tema para ayudar a los trabajadores a cuidar de su salud mental. Y, entre las prácticas aconsejables, está la de poner límites.
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Sobre esta cuestión se ha manifestado en varias ocasiones Rafa Alonso, psicólogo especialista en RRHH y bienestar laboral, que a través de sus redes sociales tratar de fomentar esta conciliación. En uno de sus vídeos, explica que, según su experiencia, los trabajadores que más trabajan y se esfuerzan son los que tienen más posibilidades de acabar quemados pero, también, de ser menos recompensados laboralmente.
“Te voy a decir algo. Como persona que ha trabajado en recursos humanos durante los últimos años, las personas que no se quejan, que trabajan más duro y que consiguen resultados, son las más perjudicadas de toda la empresa. Y esto lo he visto en infinidad de ocasiones”, asegura el experto.
“Psicológicamente, los líderes ven a estas personas que trabajan muy duro como personas en las que pueden confiar para sacar trabajo”
En línea con lo anterior, Rafa Alonso afirma que ha visto en reiteradas ocasiones cómo “gente que no da ni un palo al agua” cobra lo mismo que el resto, “teniendo todavía menos responsabilidades”. Según explica, esto ocurre porque “psicológicamente, los líderes ven a estas personas que trabajan muy duro como personas en las que pueden confiar para sacar trabajo. Y claro, si piensas que alguien te la va a liar, pues no le das trabajo”.
De ese modo, “se genera una situación totalmente injusta en la que la persona que es eficiente y que hace las cosas bien tiene muchísimo más estrés que otra persona que literalmente va a su trabajo y se va para su casa”.
Ante esta situación, el consejo que da el psicólogo no es dejar de ser eficiente, señalando que se debe ser responsable, sino saber poner límites para conservar nuestra salud mental. “Esto es tan simple como que pidas que se te pague en función de las responsabilidades que tengas e incluso de la carga de trabajo que tienes. Y si la empresa no entra por el aro, entonces, amigo, que ese trabajo que confían que hagas lo haga el otro”, concluye.