Imagina que, después de una carrera de éxito, te despiden de repente y pasas a ser amo de casa. Al menos temporalmente. Eso le pasó a Jeff Perera, quien jamás se hubiera imaginado que, la afición de su mujer y él por los bagels, le harían fundar una cadena que ahora cuenta con más de 100 establecimientos. Una historia de película que habla de la importancia de pararse a pensar y reinventarse.
Jeff, de 48 años, fue despedido en agosto de 2019. En ese momento, su esposa, Danielle, que también había construido , y tenuna carrera exitosa, se ocupaba de la casa a tiempo completo, cuidando de sus cuatro hijos. Como esta quería volver al mundo empresarialía la oportunidad de hacerlo, este pasó al rol de amo de casa, algo que, confiesa, “no me resultaba natural”.
Aun así, como ha contado en primera persona a Business Insider, esto le dio una oportunamente única para bajar el ritmo: “me ayudó a darme cuenta de que nunca había dado un paso atrás para preguntarme qué quería hacer a continuación”. De hecho, reconoce que, durante años, su personalidad se basó únicamente en el trabajo. Hasta que, una pregunta de lo más común, lo cambió todo para siempre: “Jeff, ¿puedes prepararme un bagel?”.
En busca del bagel perfecto
Jeff explica que todas las semanas iba con su mujer a por bagels. Sin embargo, según ambos, en la parte de Florida donde viven, no encontraban de buena calidad. Por ello, tenían que hacer 45 minutos en coche para encontrar “un bagel decente al estilo neoyorquino”.
Por esta razón, a raíz de la pregunta de su esposa, se le ocurrió que podía aprender a cocinarlos él mismo, hasta que le salieran perfectos. El problema, confiesa, es que nunca había horneado en su vida. “No tenía ninguna formación culinaria. Simplemente busqué la primera receta que encontré y me puse manos a la obra”.
Como era de esperar, los primeros que le salieron “eran horribles: densos, deformes y muy lejos de los estándares de Nueva York”. Pero nunca perdió la esperanza y, cada día, le daba a probar a su mujer una nueva tanda, quien le iba haciendo reseñas de los mismos para poder mejorar.
Con la llegada de la pandemia, llegó a hacer hasta seis docenas de bagels al día, cada una marcada con notas de la receta. Por un lado, sus hijos le ayudaban a amasar y mezclar y, por otro, Danelle se ocupaba de probar y evaluar cada uno. Tras mucho ensayo y error, finalmente dieron con la clave: “la expresión de mi esposa cuando finalmente logré hacer el bagel perfecto fue inolvidable. Nos miramos y nos preguntamos: ¿Podríamos venderlos?”.
“Nuestros bagels se agotaban en segundos”
Para probar, primero hicieron un folleto sencillo que publicaron en Instagram, estrategia con la que vendieron varias docenas. Un periodista local escribió sobre ellos, tras probarlos, y de repente tuvieron más pedidos de los que podían atender. Así, ya en la tercera semana de la pandemia, comenzaron a publicar su menú de bagels, confesando Jeff que “se agotaban en segundos”.
“Durante un período, horneamos durante 27 días seguidos. Entregué bagels por toda la ciudad, difundiendo un poco de alegría durante el confinamiento”, explica. Ese mismo 2020, hicieron su primer puesto presencial, asegurando que se formó una gran cola que daba la vuelta a toda la manzana. De hecho, explican que, incluso, durante una tormenta, la gente seguía presentándose: “fue entonces cuando supimos que teníamos algo real”.
Más de 100 de tiendas y “sigue creciendo”
Confiando en su proyecto, Jeff y Danielle decidieron vender su casa y lanzar una campaña con un presupuesto de 10.000 dólares. “Recaudamos más de 22.000 dólares de 276 patrocinadores, suficiente para comprar el equipo y dar el siguiente paso”, explica.
En este punto, Danielle dejó su trabajo y juntos abrieron la primera tienda en Ocoee, en Florida, en 2021. Ahora, Jeff's Bagel Run, es una cadena en expansión con más de 100 tiendas en seis estados, “y sigue creciendo”. Sobre cómo es trabajar en pareja, con un negocio común, Jeff asegura que lo consiguen “teniendo poca memoria; lo que pasa en el trabajo se queda en el trabajo”.
Además, gracias a la experiencia de ambos en liderazgo de sus anteriores puestos, han podido gestionar los diferentes desafíos del día a día. “Crear algo desde cero me enseñó mucho sobre la confianza, no solo en mi pareja, sino también en mí misma. En mi época corporativa, siempre tenía un mentor o un jefe al que acudir en busca de consejo. Ahora, solo estamos nosotros”, concluye.