Los docentes llevan años reclamando la sobrecarga de trabajo que deben enfrentar a diario. Principalmente, debido a las altas ratios que se dan en todos los niveles de enseñanza, con más alumnos por aula de los que pueden realmente abarcar, pero también porque deben pagar el precio de la falta de conciliación que todavía padecen la mayoría de padres en España.
En este sentido, incluso algunas madres han reconocido que son muchas las mujeres y hombres que mandan al colegio a su hijo enfermos, “con chutes de paracetamol”, porque no pueden dejar de trabajar y no tienen a nadie que pueda suplir esta labor de cuidados. Y, sobre esto, se manifestó el pasado año la maestra de Educación Infantil Cori, en un vídeo que sigue de plena de actualidad.
En el mismo, manifiesta que, aunque adora la enseñanza, y pasar tiempo con los niños, realmente la profesión atraviesa cada vez más dificultades. “Me encanta educar, me encanta pasar tiempo con los peques, adoro formar parte de su proceso vital, pero cuando yo empecé a trabajar en esto, descubrí que no todo era tan bonito como pintaba en la carrera. Y es que en la educación no todo es tan fácil como se ve desde fuera”, comienza explicando.
“No entiendo por qué no se dan las medidas de conciliación necesarias a las familias para que cuando los peques estén enfermos puedan quedarse en su casa”
En primer lugar, Cori denuncia que los maestros tengan que hacer frente “a unas ratios elevadísimas que dificultan nuestro trabajo”. Acto seguido, señala la falta de medidas de conciliación para que los padres puedan compatibilizar su trabajo con la crianza: “no entiendo por qué no se dan las medidas de conciliación necesarias a las familias para que cuando los peques estén enfermos puedan quedarse en su casa. De esta manera, nosotras en el cole podemos dedicarnos a hacer de docentes, que es por lo que hemos estudiado, y no hace falta que hagamos de enfermeras”.
Asimismo, esta maestra denuncia el recelo que existe en parte de la sociedad hacia los docentes: “no entiendo por qué todo el mundo puede quejarse y opinar sobre el trabajo que hacemos las docentes, pero nosotras tenemos que ser unas santas y no tenemos derecho a compartir lo que realmente pensamos”.
Ciertamente, existe cierta concepción de que son de los profesionales con mejores condiciones laborales, debido a los días de vacaciones que poseen, una percepción que dista mucho de la realidad: “no entiendo por qué es tan difícil de entender que ser maestra, docente o educadora, es un trabajo que no tiene que ver con guardar, pasar el rato y pintar y colorear. Tiene que ver con la implicación, con la creatividad, con las ganas de aprender, la generosidad, el saber escuchar, el acompañar y el transmitir pasión por la enseñanza, entre muchas otras cosas”.
Por ello, advierte que aunque hace contenido educativo, “también me quejo y voy a continuar quejándome hasta que las condiciones en las que trabajamos sean mejores”.