Un profesor español que trabaja en Irlanda deja claras las diferencias entre el sistema educativo de este país y España, además de las diferencias salariales entre profesores de Irlanda y los de España, afirmando que en Irlanda está “cobrando una media de 2.500 euros y en España si llegan a la mitad ya pueden dar gracias”, además de tener allí la mitad de alumnos que en España. Estas diferencias están provocando que muchos docentes en España acaben abandonando su vocación.
Alejandro Mesa es un maestro catalán con un importante bagaje en diferentes ámbitos educativos y contextos sociales, que decidió irse a Irlanda para probar cómo era la docencia en otro país, sacando una conclusión clave de las primeras diferencias que vió entre un sistema educativo y otro: “Llevo más de siete años trabajando como profesor y, hasta que vine a Irlanda, no me había dado cuenta de algo que me parece muy injusto: cómo tratamos la educación infantil en España”, afirma.
Él ya había estado enseñando en primaria, trabajando con adultos en Japón, colaborando como voluntario con refugiados en la Cruz Roja y acompañando a niños en riesgo de exclusión, pero aún así le quedaba un reto más grande: Alejandro define la etapa infantil en Irlanda como el desafío más grande al que se había enfrentado hasta la fecha. Y es que no es para menos, la profesora de infantil ‘Alba Martínez’ ya advirtió de que era una etapa clave.
La etapa infantil: la más decisiva
Si existe una etapa decisiva en la educación de una persona, esa es sin duda la infantil, tal y como reconocen los organismos internacionales. En estos primeros años se consolidan las bases cognitivas, emocionales y sociales que sustentan los futuros aprendizajes, además de influir en la forma en que los individuos se relacionan, gestionan sus emociones y adquieren habilidades esenciales para la vida adulta. Aun así, este periodo suele ser infravalorado frente a otras etapas educativas, tanto por su prestigio como por la inversión que recibe.
“Llevo ya seis meses trabajando en Irlanda en la etapa infantil, con niños de apenas dos años, y puedo decir sin ninguna duda que esta es la etapa más difícil y, al mismo tiempo, la más importante en la que he trabajado. No le resto mérito a mis compañeros de primaria, secundaria, bachillerato, universidad o educación de adultos, todas las etapas tienen sus propios retos, pero la educación infantil tiene un valor fundamental”, afirma Mesa.
Y es que según este docente afincado en Irlanda, en esta etapa “llegan niños que lloran al separarse de sus padres, que todavía no saben hablar, caminar con seguridad o relacionarse con los demás. Incluso muestran conductas muy egocéntricas, como es natural a esa edad”.
Durante esta etapa, gracias al afecto, la empatía y la labor educativa, los niños comienzan a comunicarse, a moverse con mayor autonomía y a entender el entorno que los rodea. También es el momento en que empiezan a tomar como modelo a las figuras de referencia, como sus padres, familiares o docentes.
“Explicado así parece hasta fácil: dicen, pues trátalos con educación y con respeto, y ya está. Pero quienes sois padres o profesores sabéis lo difícil que es. Estamos hablando de personas que no están formadas, sobre todo su cerebro, un proceso que la ciencia dice que se da hasta los seis años. Es una etapa donde se empapan de todo lo que reciben y luego lo expresan y se relacionan. Evidentemente, no solamente la escuela y los profesores somos los que formamos parte de esta etapa, sino también las familias, que es la parte más importante”, destaca Mesa.
En Irlanda cobra el doble y tiene la mitad de niños que en España
En el plano económico, el maestro subraya que, pese a ser un ciclo educativo tan relevante, la educación infantil continúa infravalorada. En Irlanda, su salario se sitúa entre los 2.500 y 3.000 euros mensuales, mientras que en España, afirma, esa cantidad se reduce prácticamente a la mitad. “En España, si llegan a la mitad ya pueden darse por satisfechos. Hablamos de cobrar entre 1.200 y 1.500 euros al mes para atender a clases con ratios de 15 o 20 niños. ¿Podéis imaginar lo que supone estar solo con 15 o 20 pequeños de 2, 3, 4 o 5 años? Aquí, en cambio, la ratio máxima con la que trabajo es de seis niños… y aun así, muchas veces se me complica”.
Menos sueldo y más alumnos: una realidad que evidencia la falta de inversión y de reconocimiento hacia la educación infantil en España. Mientras en otros países europeos se destinan más recursos y se reducen las ratios para garantizar una atención más personalizada, en el sistema español esta etapa sigue quedando en segundo plano, con profesionales que cargan con una enorme responsabilidad.
“Si realmente queremos un cambio en las personas, en la educación, en la sociedad y que todo vaya mejor, que haya un progreso, necesitamos invertir muchísimo más en educación y sobre todo valorar muchísimo esta etapa”, recalca el docente.
Finalmente, dirige un mensaje a sus colegas: “Maestro o maestra de infantil, si me estáis viendo, mi más sincera enhorabuena. Es súper difícil. Si conocéis a alguien, animadle, apoyadle, y sobre todo estar siempre en contacto con los docentes, con los maestros, con los educadores de vuestros hijos, de vuestras familias, de vuestras amistades. Intentad ayudarles en lo que podáis, porque es muy difícil y necesitamos que estemos todos en el mismo barco”.