Un albañil de 57 años habla claro sobre la falta de obreros en la construcción: "Me levanto a las 5 y llego a las ocho de la tarde"

El poco relevo generacional y la dureza física de la profesión son los motivos por los que nadie quiere trabajar en la construcción.

Manuel, el albañil, poniendo ladrillos en la obra |Telecinco
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Durante décadas, la construcción fue un motor económico para miles de familias en España, pero el panorama ha dado un giro de 180 grados. Hoy no solo escasean las viviendas (lo que provoca que los precios no paren de crecer), sino que también faltan albañiles para construirlas. 

La ausencia de relevo generacional amenaza con dejar sin mano de obra a un sector que siempre ha tenido un papel clave. Solo hay que ver que la edad media de los trabajadores de la construcción ha aumentado hasta llegar a los 45 años aproximadamente, es decir, un envejecimiento de unos 8 años desde 2007. El gran obstáculo sigue siendo el mismo: salarios bajos para un oficio tan duro y físicamente exigente como el de la construcción.

En relación a esto, Manuel, un albañil con muchos años de experiencia a sus espaldas, no ha tenido reparos en mostrar su preocupación por el futuro de los albañiles en una reciente entrevista en el telediario de Telecinco, justo cuando hacen más falta que nunca. Él lo deja claro con una frase: "Me levanto a las 5 de la mañana y llego a casa a las 10 de la noche", haciendo alusión a que los jóvenes no son capaces de hacer eso hoy en día.

La escasez de trabajadores obliga, en algunos casos, a extender la jornada laboral. Sin embargo, la previsión para el futuro es aún peor, ya que los jóvenes no se sienten nada atraídos por un ámbito laboral muy sacrificado en el que, según las palabras del protagonista, hay que lidiar con "el sol, con mucho calor y muchas exigencias".

Una profesión sin reemplazo

Manuel se lamenta asumiendo que su generación "es la última que queda en la obra” y que por desgracia “no hay reemplazo". Un nuevo golpe para un sector ya castigado durante la burbuja inmobiliaria de 2008, cuando se despidió a la mitad de los trabajadores.

El reto será aún mayor cuando los albañiles de la generación de Manuel se jubilen en las próximas décadas. En ese contexto, apenas el 10% de empleados menores de 30 años tendrá que cargar con gran parte de la responsabilidad de un oficio tan duro como imprescindible.

De hecho, según la Fundación Laboral de la Construcción y la Confederación Nacional de la Construcción, en un plazo de 10 años se prevé la jubilación de alrededor del 21,9% de la población ocupada.

Hay pocas mujeres albañiles

A esta dificultad se suma la escasa presencia femenina: sólo el 8,9% de los ocupados de la construcción en la actualidad son mujeres, por lo que no se espera que la incorporación de nuevas trabajadoras pueda equilibrar la situación. Es por eso que, cuando se ven casos como el de Emily, una mujer albañila que le encanta su trabajo, a todos le parece extraño.

Aunque existen excepciones de mujeres albañilas que ejercen en una profesión históricamente dominada por hombres, la salida a corto plazo parece clara: atraer a los jóvenes mostrando las ventajas de este oficio y lograr que tomen el relevo de los actuales obreros.

Quizás con un aumento en los salarios mediante nuevos convenios en la construcción se podría conseguir que los más jóvenes volvieran a verse atraídos por esta profesión.

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