Siempre se ha dicho que el ser taxista, no te hacía rico, pero tampoco pasabas hambre. Pero con la llegada de los VTC o el precio de los carburantes disparados en España, hacen que este negocio pueda no ser todo lo rentable que uno vea desde fuera. Ahora ¿Cuánto gana un taxista en España? ¿Es viable el negocio?
Para dar respuesta a esas preguntas, lo mejor es preguntar directamente a los profesionales y para ello, el Adrián G. Martín en su canal de YouTube ha entrevistado a varios de ellos. Entrando directamente en materia de salario, explican que la mayoría “en invierno se gana muy, muy poco. No llegas a los 1.000 al mes”, confiesa uno de los conductores entrevistados. Así, varios taxistas de Baleares, con trayectorias que superan los más de 20 años al volante, cuentan sin filtros la situación actual del sector: costes disparados, competencia de las VTC y salarios muy lejos de los que muchos imaginan.
Sobre si es seguro ser taxista en España, el mensaje es claro. “Lo que son las tarifas siguen iguales y el futuro de la industria está en constante cambio. Yo, si tengo que invertir, invertiría en una casa antes que en un taxi”, asegura uno de los protagonistas, por lo que la pregunta es obligada ¿Es el taxi ahora mismo, una mina de oro… o un callejón sin salida?
“La licencia costaba 175.000 euros, ahora vale 350.000”
Ya solo es el trabajo, es lo que cuesta acceder a el, siendo inasumible para muchos. “¿Cuánto vale una licencia de taxi hoy en día? Aquí, en Baleares, ahora mismo, 300.000 euros”, cuenta uno de los taxistas. Otros explican que hace 18 años, pagó por la suya 175.000, pero hoy en día, hay quien pide 330.000 o 350.000 euros, pero “no se la compra nadie porque no tiene sentido pagar esa barbaridad”.
La amortización puede llevar entre 10 y 15 años “en las condiciones actuales, pero esas condiciones pueden cambiar mañana”, es decir, que es casi una hipoteca. La comparación con la vivienda es recurrente: “Yo, si tengo que invertir, invertiría en una casa antes que en un taxi”. Además, la falta de relevo generacional y la escasa oferta complican todavía más la situación. “La gran mayoría de licencias están en manos de personas físicas y hay muy poca gente jubilándose”.
Sobre lo laboral, muchos de los que hoy conducen un taxi antes trabajaban en otros sectores. “Me dedicaba a la hostelería, hice turismo casi 20 años en hoteles, pero llegó un momento en que me quemé. Mi suegro era taxista y me animó a probarlo”, recuerda uno de los entrevistados. Otros pasaron por trabajos de recepcionista o incluso llegaron a compaginar varios empleos antes de decidirse por el taxi: “Tenía dos trabajos, llegué a tener tres. Cuando fui padre, me di cuenta de que no veía a mi hija y al final no llegaba a fin de mes”.
El cambio, admiten, tampoco fue fácil. “Me apunté a un cursillo, empecé a escuchar podcast en catalán para mejorar el auditivo… Sacarme el carné de taxista no fue fácil, pero aquí estoy”.
“No llegas a los 1.000 euros al mes”
La rentabilidad del taxi depende casi por completo de la época del año. “En invierno, media jornada son 4 horas porque no hay mucho trabajo. En verano, jornada completa son de 8 a 10 horas diarias, y la mayoría hace horas extra”. En temporada alta, “no te coges ningún día libre desde abril hasta octubre”, y aun así, las cuentas no siempre salen.
En cuanto a los salarios, esto oscilan entre según la ciudad y la época del año. En invierno, “no llegas a los 1.000 euros al mes”. En verano, el sueldo puede doblarse: “Un salario que oscila entre 1.000 y 2.000 euros, 100 arriba, 100 abajo. Y si tienes suerte, con horas extra y propinas jugosas, te puedes llevar unos 60 euros al día solo en propinas”. Lo máximo facturado en un mes puede rondar los 6.000 o 7.000 euros, pero son excepciones. “En enero o febrero puedes facturar 1.300 o 1.500 porque hay muy poco trabajo y además trabajamos solo tres días y libramos dos, por regulación municipal”.
La clave, insisten, está en la temporada turística: “Si no fuera por la temporada, los números salen en negativo durante el invierno. Ahora mismo no es un gran negocio. Te da para comer, ahorras algo, pero si va mal, va mal”.
Costes fijos disparados y competencia desleal
Más allá de la licencia, los principales costes de un taxista son el seguro “2.000 euros al año, pero hay compañeros que pagan 5.000, 7.000 o más” y el mantenimiento del vehículo. “Dos veces al mes tienes que cambiar aceite, la cadena de distribución… Un taxi hace 100.000 km al año”, explican. Cuando el coche supera los 300.000 o 500.000 km, muchos prefieren cambiar de vehículo antes que afrontar reparaciones costosas.
El seguro, especialmente si contratas a un chófer, se dispara: “Me pedían 8.000, 10.000 o 12.000 euros por el seguro anual con mi hijo, que era conductor novel”. Y cada vez hay menos aseguradoras dispuestas a cubrir taxis.
Por otro lado, la competencia con las VTC, Uber o Cabify es otro de los grandes “retos”. “Nos hacen la competencia de forma importante. Un trayecto que en taxi cuesta 25 euros, en VTC puede costar 40 o 50, porque ellos van por demanda”. Muchos taxistas consideran la situación “totalmente desleal, pero no por culpa suya, sino por la regulación”. Las VTC pueden cargar fuera del municipio, fijan tarifas libres y apenas tienen controles, mientras que los taxis deben atenerse a tarifas reguladas y rígidas.
¿Merece la pena ser taxista?
El sector del taxi no se ha quedado ajeno a la digitalización, aunque el margen de maniobra es escaso. “Hoy estamos controlados, para bien. El ayuntamiento fija las tarifas y no tenemos potestad para regularlas. Nosotros, como sindicato, vamos continuamente a pedir que suban, pero no nos hacen caso”. La implantación del coche eléctrico empieza a crecer, aunque solo compensa a largo plazo: “Con un eléctrico gastas un 80% menos que en gasolina”.
Sobre el futuro, los entrevistados son realistas: “No creo que el sector esté en riesgo de desaparecer, pero sí de quedarse en mínimos. La mayoría explota la licencia en solitario, y el propietario suele ser también el conductor”. Los coches autónomos, por ahora, les parecen lejanos: “Supongo que a la larga supondrán un problema, como para camioneros o autobuseros, pero de momento no”.
¿Y si volvieran atrás, volverían a elegir el taxi? “De momento sí, porque soy libre, no tengo a nadie controlándome y, dentro de lo que cabe, hago mi propio horario. Pero cada día hay que salir a pelearlo y el peligro está ahí, porque estás expuesto a accidentes muchas horas en la carretera”.