El Banco Central Europeo (BCE) volvió a evidenciar su postura inflexible ante la inflación, confirmando una nueva subida de tipos para julio, la que será la octava y ubicará la tasa de depósito hasta el 3,75% y la de refinanciación principal al 4,25%. Hasta el momento, tras la ejecutada en junio y que siguió la estela de la de mayo, con una subida de tipos menos marcada de 25 puntos básicos en lugar de 50, en once meses la escalada global ya supera los 400 puntos básicos.
Sin embargo, doblegar a la inflación está resultando más costoso de lo que se preveía. O mejor dicho, más lento. Como recalcó la presidenta del BCE en el acto inaugural de la primera de las jornadas de debate en Sintra (Portugal), "no se ha visto todavía el impacto en su totalidad" de la política de endurecimiento monetario que tiene como objetivo velado dominar la inflación en un rango del 2% a través de un shock económico que ralentice la economía.
"Es poco probable que en un futuro cercano el banco central sea capaz de saber con total confianza si se ha tocado el pico en la subida de tipos de interés. Es por ello que nuestra política monetaria debe ser decidida reunión a reunión y tiene que seguir dependiendo de los datos", continuó expresando Lagarde, imposibilitada para poner fin a la estrategia del organismo monetario: “Nuestro trabajo todavía no está hecho”.
Subidas de tipos: una evaluación continua
La clave que definirá cuándo dejarán de incrementarse los tipos de interés se verá marcado por el estudio pormenorizado de la situación económica mundial y europeo en cada reunión mensual del BCE, que debe moverse en esa fina frontera entre la recesión económica y su enfriamiento. La demanda interna, “que se contrajo un 2 % en los dos últimos trimestres, y está desapareciendo el impulso del consumo procedente del exceso de ahorro".
Las empresas, a juicio de Lagarde, ya han interiorizado con mayor rapidez los efectos de las subidas de los tipos de interés, con una menor capacidad de financiación, pero su transmisión está resultando más lenta en los hogares. Al hilo de ello, ha notificado que el gran número de casas en propiedad con hipotecas puede producir que las consecuencias sean más drásticas de las esperadas. Aunque que existan cada vez más hipotecas a tipo fijo, lo que contrarrestaría este efecto.
Llamada de auxilio a las empresas
La presidenta del BCE también reconoce "los primeros efectos del endurecimiento" de la política monetaria en sectores como manufacturas y construcción, pero reconoce su preocupación porque el sector servicios continúe ajeno al contexto, con alta demanda y sueldos al alza, debido a su importancia estructural en España y para su economía.
A pesar de todo ello, pidió a las empresas un esfuerzo por no trasladar en los precios finales los efectos de la inflación, apoyado en que los márgenes empresariales crecieron en 2022, rompiendo una tendencia a la baja. Esto permitiría que encajaran en sus márgenes la subida de los salarios, asumiendo una cierta pérdida en los beneficios netos y debilitando aún más a la inflación.
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