Estados Unidos ha comenzado a absorber la atmósfera desde el suelo: 2.000 millones de toneladas de CO2

Una startup estadounidense ha desarrollado un robot agrícola que transforma residuos vegetales en un material capaz de capturar CO₂.

Una central liberando dióxido de carbono (CO2). Pixabay
Francisco Miralles

Estados Unidos ha comenzado a capturar dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera mediante una avanzada tecnología basada en robots agrícolas. Esta tecnología, desarrollada por la startup Applied Carbon, tiene como objetivo transformar residuos vegetales en biochar, un material similar al carbón vegetal que puede almacenar carbono de forma segura durante décadas. Este avance podría contribuir a reducir las emisiones de CO2, uno de los principales gases responsables del cambio climático.

La tecnología de Applied Carbon se basa en un proceso que convierte la biomasa residual en biochar, un material que, además de capturar carbono, mejora la calidad del suelo, lo que puede incrementar el rendimiento agrícola. En su estado actual, el biochar tiene el potencial de capturar hasta 2.000 millones de toneladas métricas de CO2 al año, lo que lo convierte en una herramienta clave en la lucha contra el calentamiento global.

No obstante, la producción de biochar presenta dificultades en cuenta a logística. La recolección y transporte de los residuos vegetales hasta una instalación de procesamiento, y la posterior distribución del biochar en los campos, requieren de un cantidad de energía y recursos, lo que podría no ser tan rentable en cuánto a la captura de carbono. Para enfrentar este problema, la startup ha diseñado una solución que lleva el proceso de producción de biochar directamente a las granjas, eliminando la necesidad de transporte y reduciendo los costes asociados.

Cómo absorben el dióxido de carbono y luego que hacen con él

Esta máquina, remolcada por un tractor, recoge residuos vegetales generados en los campos agrícolas y los tritura para facilitar su tratamiento posterior. Una vez triturados, los residuos pasan por un proceso de secado utilizando gas caliente reciclado, que es un subproducto generado en el siguiente paso, conocido como pirólisis. Durante la pirólisis, los residuos se descomponen térmicamente en ausencia de oxígeno, transformándose en dos productos principales: biochar y gas de síntesis (syngas). El syngas se emplea para alimentar la propia máquina, haciendo el proceso más eficiente en términos energéticos.

Tras su producción, el biochar se enfría con agua y se esparce sobre el suelo agrícola, donde se mezcla utilizando una rastra de discos. Este proceso no solo captura y almacena el CO₂, sino que también mejora la calidad del suelo, aumentando su capacidad para retener agua y nutrientes, lo que puede beneficiar el rendimiento de los cultivos.

En otras palabras, el CO₂ capturado queda atrapado en el biochar, evitando que regrese a la atmósfera y contribuya al calentamiento global. Al integrar el biochar en el suelo, se crea un sumidero de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático al reducir la concentración de CO₂ en la atmósfera.

Cómo afecta el CO₂ al calentamiento global

El dióxido de carbono (CO₂) es un gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global. Este actúa atrapando el calor en la atmósfera terrestre, intensificando el efecto invernadero natural. A medida que se incrementa la concentración de CO₂ debido a actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, la temperatura global aumenta, lo que provoca cambios en el clima, como fenómenos meteorológicos extremos, derretimiento de glaciares y aumento del nivel del mar.

Según explican desde Wikipedia, este calentamiento global tiene efectos negativos, tanto en el medio ambiente como en la sociedad, incluyendo la pérdida de biodiversidad, problemas de seguridad alimentaria y desplazamiento de poblaciones debido a la elevación del nivel del mar y otros impactos relacionados.

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