Reduflación: Un pico menos de Toblerone, diez piezas menos de espagueti, cuarenta gramos menos de merluza, cinco nachos menos en las bolsas de Doritos… Probablemente, pocos se hayan dado cuenta, pero son la última práctica, cuya generalización aumenta, de ciertos fabricantes de productos y que se está dejando ver en los supermercados desde finales del pasado año 2021.
La reduflación, el nombre por el que se conoce, ha entrado tan de puntillas en la cadena de suministro nacional que muchos la desconocen y no saben ni que está, ni que está afectando a sus bolsillos. Pero, ¿qué es la reduflación? Básicamente, se trata de una estrategia comercial usada en épocas inflacionistas en la que se mantiene el precio de los productos, pero se disminuye levemente la cantidad, casi de forma imperceptible, sin alterar el envase ni el precio de venta. De esta manera, el consumidor no se da cuenta. O pocas veces lo hace.
De esta manera, las empresas consiguen mantener los márgenes de ingresos sin perder clientes al no encarecer los precios de los productos. Todo ello a pesar de que les cuesta más fabricarlos por el alto Índice de Precios al Consumo (IPC), que cerró el mes de marzo instaurado en un 9,8% propiciado, sobre todo, por el desmesurado encarecimiento de la energía y los precios del transporte o la mano de obra. Cifras que no se veían desde 1985. Ante el aumento de costes de producción, menos producto para tratar de presumir de no haber subido los precios.
OCU: ¿es legal la reduflación?
“Detectamos que algunos fabricantes de alimentos están reduciendo el contenido de sus envases entre un 5% y un 10% para despistar a los consumidores y que no se note la subida de precio. Afecta también a productos de higiene y droguería”, concluye la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y que vela por el derecho de estos, alertando de la ‘shrinkflation’, como se le conoce también en inglés a la reduflación. Un mix de palabras entre la inflación y reducir.
#Consumo Detectamos que algunos fabricantes de alimentos están reduciendo el contenido de sus envases entre un 5% y un 10% para despistar a los consumidores y que no se note la subida de precio.
— OCU (@consumidores) October 21, 2021
➡Afecta también a productos de higiene y droguería https://t.co/dDrOjyspcG
“La táctica ha sido empleada por Pescanova (en los lomos de merluza), Danone (cinco gramos menos en un yogur), Gallo, Cola-Cao y Tulipán, y recientemente hemos visto también un par de casos en Revilla y Campofrío”, especifican desde la organización al hilo del comunicado publicado al respecto. ¿Es legal? Aunque “se considera un engaño porque el margen comercial sigue siendo el mismo y quien pierde es el consumidor", lo es, ya que el fabricante específica en el envase el peso o la cantidad del producto que contiene.
Claro, el cliente estará atento en la inmensa mayoría de los casos a los cambios en el precio. Si ha subido o bajado respecto a otras veces, pero muy pocos son los que se fijan en el precio por kilo, gramo o litro y que viene reflejado en letra pequeña en las estanterías de los supermercados o establecimientos de venta. ¿Quién va a fijarse en que vienen veinte gramos menos de hummus en un bote? Para ello hace falta invertir una mayor cantidad de tiempo que el habitual.
“Podría parecer que el precio medio del paquete de lomos de merluza ha bajado un 7,1% respecto a 2020. Pero si se tiene en cuenta la reducción de peso, que ha sido del 10%, en realidad ha subido un 3,2%”, señala concretamente para ilustrarlo OCU acerca de Pescanova, que justifica afirmando que no tiene nada que ver con la inflación.
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