Antonio Molina, pintor despedido a los 50 años: “Cuando te echan después de 25 años, o te hundes o aprendes a nadar”

Despedido a los 47 años tras una vida en el mismo trabajo, este pintor decidió crear su propia empresa y hoy asegura que la formación y la especialización fueron sus salvavidas.

Antonio Molina, pintor |Sector Oficios
Fecha de actualización:

Antonio Molina llevaba 25 años pintando en el mantenimiento de un grupo hospitalario madrileño. Allí, entre quirófanos, pasillos y capillas, aprendió cada técnica del oficio, desde el empapelado hasta la restauración de mármoles y vidrieras. Pero un día, todo cambió. “Decidieron que no éramos rentables los pintores que estábamos en plantilla y nos despidieron. Tenía 47 años”, explica en una entrevista al canal de YouTube Sector Oficios Podcast.

A esa edad, con la estabilidad perdida y sin experiencia empresarial, tuvo que tomar una decisión que era, o buscar trabajo en otra empresa o lanzarse por su cuenta. “Salté sin red”, dice. Y lo hizo, con la incertidumbre de cada mes y la sensación de vértigo de quien pasa de un sueldo fijo a no saber si cobrará a final de mes.

“El cambio fue radical, pero había que hacer algo”

Antonio reconoce que el paso no fue fácil. “Durante 25 años me levantaba, hacía mi horario y cobraba a primeros de mes. De repente, un jueves terminabas un trabajo y el viernes no tenías nada. Eso me costó mucho asimilarlo”. Con la indemnización que logró tras negociar su despido, compró una furgoneta y guardó un pequeño colchón para sobrevivir los primeros meses como autónomo.

Los comienzos fueron duros. Sin contactos ni clientes fijos, tiró de amigos y conocidos. “Eso te da para empezar, pero se acaba rápido. Necesitaba aprender a gestionar, a presupuestar y a vender mi trabajo”. Así fue como decidió formarse en gestión empresarial y marketing. “Hice tres cursos, uno de nivel alto. Me cambió la vida. Aprendí a no dejar que el dinero entrara por una mano y saliera por la otra”.

“Si das diez presupuestos, te sale uno. Pero si no das ninguno, no sale ninguno”

Antonio descubrió que, en un oficio donde cualquiera puede “dar una mano de pintura”, la diferencia está en el valor añadido. Empezó a especializarse en alta decoración, en técnicas como los marmolados o el pan de plata, y creó su propia web con ayuda de un curso de posicionamiento SEO. “Antes no sabía ni lo que era una palabra clave. Ahora sé que si no estás en Google, no existes”.

Su empresa, Olimpia Carrera Pintura y Decoración, ha ido creciendo gracias al boca a boca y a su presencia online. “Al principio regalé trabajo para darme a conocer. Ahora tengo clientes que repiten y me recomiendan. Lo importante es ofrecer algo diferente y de calidad”.

“Formarse no es cosa de jóvenes, es cosa de sobrevivir”

A sus 55 años, Antonio defiende que nunca es tarde para reinventarse. “Hay que seguir aprendiendo. Si crees que ya lo sabes todo, estás acabado. Yo sigo haciendo cursos, sigo aprendiendo de mis compañeros y de cada cliente”. Su historia es la de un trabajador que, lejos de rendirse, encontró una segunda oportunidad en su propio oficio.

Y aunque reconoce que los precios en el sector son bajos “hay quien cobra 1,50 o 2,50 euros el metro cuadrado en obra nueva”, tiene claro que la rentabilidad pasa por diferenciarse y dignificar el trabajo: “Yo si tengo que hacer un liso, lo cobro. No voy a malvender mi oficio”.

“Si esto me pilla con 25 años, la habría reventado”

Antonio lo dice sin nostalgia, pero con realismo. “Si esto me pilla con 25, la habría reventado. Pero aún así, estoy orgulloso de haberlo hecho con 47”. Hoy disfruta pintando, enseñando y creando espacios únicos para sus clientes. Su lema, aprendido tras perderlo todo, resume su historia: “Cuando te echan después de 25 años, o te hundes o aprendes a nadar. Y yo decidí nadar”.

Otras noticias interesantes

Lo más leído

Últimas noticias