Una pareja de jubilados estadounidense, quiso dar un giro de 180 grados a sus días de retiro laboral y planificaron lo que ellos consideraban el viaje de sus suelos: barato y a un destino que no conocían. Decidieron viajar a España, y buscaron una ciudad en apenas tres días, que no supusiera mucho gasto de sus pensiones de jubilación ni de sus ahorros. Aunque reconocen que deberían haber mirado guías o aplicaciones con recomendaciones de ciudades que ofrecieran actividades acorde a su edad, finalmente se decantaron por San Sebastián.
Como contaron en una entrevista publicada por Business Insider esperaban hacer realidad la frase de Montaigne que dice que “viajar abre la mente”. “Llegar a un sitio nuevo puede deparar cosas maravillosas, grandes sorpresas pero también decepciones”. En su agenda viaje, parques, museos y la playa. Pero nada de eso les convenció y tuvieron que hacer las maletas antes de tiempo.
Reservaron una estancia de un mes en San Sebastián
Mar Yvette, que así se llama la jubilada, señaló que decidieron reservar en Donostia - San Sebastián, porque estaba cerca de la frontera con Francia, donde viven. Con el paso de los días, se dieron cuenta de que este viaje no quedaría para siempre en sus memorias, como sucede con las vacaciones cuando se planifican con tiempo.
“Reservamos una estancia de un mes en san Sebastián pero nos fuimos a los 10 días, no era el paraíso que esperábamos”. El motivo que dieron es que la ciudad es pequeña y que la visitaron en los primeros días. “¿Y ahora qué?”
Cuando decidieron marcharse, estaban convencidos de haber acertado. “Tiene menos de 200.000 habitantes, y pensamos que sería acogedora, lejos de las grandes ciudades como Londres o París donde ya hemos estado. En estas, pasamos semanas recorriendo las calles antes de nuestro viaje a España”. Y, pensando que en nuestro país sería igual, “reservamos un alojamiento en Airbnb para un mes".
“A los cuatro días, no sabíamos qué hacer”
Aunque llegaron con muchas ganas, “a los cuatro días no sabíamos qué más podíamos hacer: recorrimos el paseo marítimo varias veces, estuvimos en las playas y fuimos de senderismo por las montañas y las aguas de alrededor”. También aprovecharon para comprar.
El tiempo se les hacía eterno, pero había algo más. Esa no era la única razón por la que decidieron marcharse de San Sebastián. “Pensábamos que habría mucha menos gente que en otras ciudades, aunque sabíamos que íbamos a viajar en junio que es temporada alta del turismo. Seguro que en primavera o en otoño hay menos gente”.
Además, destacaron la falta de oferta para personas vegetarianos. “Nosotros llevamos una dieta vegana que nos permite algún marisco pero que, por ejemplo, no nos deja comer leche o carne y huevos”. “Ya hemos aprendido la lección, debemos investigar más antes de quedarnos con algún destino”.
