Una investigación llevada a cabo a través del telescopio espacial James Webb ha puesto de manifiesto un nuevo descubrimiento que cambiará la forma de entender el origen de los agujeros negros. Se trata, según los investigadores, de uno de los más antiguos observados hasta día de hoy.
Según Jorryt Matthee, profesor asistente de astrofísica en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA), hasta la llegada del telescopio, este tipo de observación en objetos era muy poco probable, ya que apenas se podían distinguir.
Este telescopio es mucho más sensible que su predecesor, el telescopio Hubble y puede observar hasta las primeras galaxias gracias al infrarrojo que lleva incorporado, permitiendo incluso ver objetos lejanos, fríos y ocultos tras el polvo a 13 mil millones de años luz de distancia.
El hallazgo pone a prueba otras teorías conocidas
En el primer año de investigación del equipo de la Universidad de Cambridge en Reino Unido ha descubierto que este agujero negro, formado 400 millones de años después del Big Bang, está “alimentándose” de la galaxia GN-z11 para impedir su crecimiento y acumular su materia. Siendo esta galaxia, 25 veces más pequeña que la Vía Láctea y con apenas un 1% de estrellas.
Este agujero negro, recién descubierto, cuenta con 6 millones de veces la masa del Sol, pero para sorpresa de los investigadores devora materia a un ritmo cinco veces más rápido que lo que se creía.
“El descubrimiento de agujeros negros hipermasivos, con masas superiores a miles de millones de masas solares, que ya estaban ahí en los primeros mil millones de años después del Big Bang, ha sido un resultado desconcertante desde hace 20 años”, afirma Roberto Maiolino, profesor del Instituto Kavli de Cosmología de Cambridge.
La cuestión de cómo los agujeros negros supermasivos, que se formaron en los primeros mil millones de años del universo, pudieron alcanzar tamaños tan enormes, millones o miles de millones de veces la masa del Sol, representa un desafío para las teorías de su formación. Esto se debe a que el proceso de acumulación necesario para alcanzar tales masas enormes normalmente requeriría una cantidad de tiempo mucho mayor, del orden de miles de millones de años, con un suministro constante de material.
Futuras observaciones con el telescopio James Webb
El equipo responsable de la investigación cree que en el futuro habrá nuevos hallazgos de agujeros negros más antiguos gracias al avance que ha representado para la astronomía las observaciones hechas con el telescopio James Webb: “Antes de que el Webb estuviera operativo, pensaba que quizás el Universo no fuera tan interesante si se iba más allá de lo que podíamos ver con el Telescopio Espacial Hubble. Pero no ha sido así en absoluto. Esto es solo el comienzo”.
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