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Marcos Agudo (32 años) ludópata inactivo: “perdí 200.000 euros jugando y aunque me proponía no volver a hacerlo, esta enfermedad necesita de la dopamina que se genera con el juego”

El jugador, rehabilitado desde 2018, pide responsabilidades al Gobierno que “no tiene políticas para ayudar en este tema simplemente porque no les interesa”.

Marcos Agudo
Marcos Agudo (32 años) ludópata inactivo: “perdí 200.000 euros jugando y aunque me proponía no volver a hacerlo, esta enfermedad necesita de la dopamina que se genera con el juego” |Cedida
Berta F. Quintanilla
Fecha de actualización:
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Marcos Agudo, igual que otros miles de ludópatas inactivos en España, ha conseguido dejar de lado una adicción que le ha acompañado desde el momento en que cumplió los 18 años. Entró a jugar a un casino, como algo social y en lo que matar el rato sin saber que era el comienzo de un problema que ya ha superado. Lleva una vida normal, con las inquietudes de cualquier persona de su edad: el trabajo, la compra de una casa, el deporte… pero con el plus de que a través de sus redes sociales (@marcos_agudoo en Instagram , Youtube y Tiktok) ayuda a otras personas que quieren abandonar esta adicción a las apuestas online o los juegos de azar. Y lo primero es entender y hacer comprender que se trata de una enfermedad. 

En una entrevista con NoticiasTrabajo, Agudo reconoce que ha llegado a perder hasta 200.000 euros durante su etapa como jugador, y cada vez que salía de un salón de juego “donde siempre pierdes”, se repetía mentalmente no volver a hacerlo. Aunque nunca lo cumplía porque el impulso era más fuerte. Él era dependiente de una enfermedad que se alimenta de la “dopamina que se genera con el juego”.

Lo primero es entender que el ludópata es un enfermo y que esa condición le va a acompañar toda su vida, aunque se rehabilitan o se inactivan. “Como cualquier adicción no se cura, se rehabilita y aprendes a vivir con ella”. En su caso, y en el de otras personas a las que ayuda con su experiencia casi a diario “puedes llevar una vida normal al 99%”.

“Empecé a jugar cuando cumplí 18 años y me enganché al ganar 560 euros”

Marcos Agudo durante una charla. | Cedida

La experiencia personal de Marcos Agudo es la de un joven que pisó un salón de juego por primera vez “cuando la Ley me lo permitió, al cumplir los 18 años en 2010. Estuve en activo hasta 2018, es decir, 8 años”. Reconoce que, como todos los adictos, comenzó como jugador social. Esto es, una persona que acude por curiosidad o entretenimiento al casino, a un salón de juegos. Y al final, “me enganché cuando gané un gran premio”.

Aunque existen multitud de opciones, muchas de ellas para jugar online con un teléfono móvil por ejemplo, Marcos prefería la ruleta, “tanto mecánica en casino como electrónica en salón de juegos”. Precisamente jugando a esto inició una dependencia que le causó problemas en muchos aspectos, no sólo económicos. “Sería durante la quinta o la sexta visita cuando me tocó lo que se llama mister, que es un premio misterioso. Yo había jugado un euro y me cayeron 560 euros”.

Ahí empezó una montaña rusa de juego y deudas. “Como todo adicto al juego he perdido grandes cantidades. Durante mi época, unos 200.000 euros” aunque reconoce que al abandonar el casino sentía un sentimiento de culpa ya que “sabemos que tenemos un problema y tenemos el deseo de no querer jugar más. Al final de cada sesión de juego terminas perdiendo, suplicando no volver a jugar al día siguiente. Pero el problema esta en que tu enfermedad necesita de esa dopamina que se genera jugando y por eso siempre vuelves”.

“El juego te deja sólo y terminas aislado de su familia, de tus amigos, pareja y trabajo”

El ludópata se queda sólo por su adicción al juego. En parte porque en muchas ocasiones sus familiares, amigos o pareja no saben nada (uno de los rasgos de estos enfermos es su habilidad para ocultar con excusas lo que está pasando) y en parte porque para jugar “se necesita tiempo”. Y, claro, cuando destinas casi el cien por cien de tu tiempo a eso, lo demás queda vacío. 

“En los momentos en que estás activo eres la peor versión del hijo, el amigo, novio, trabajador… y ahora me esfuerzo por dar a los demás lo mejor de mí mismo".

Mantener una adicción en el tiempo es complicado ya que nadie de los que te rodea sabe el problema, pero sí notan que algo está pasando. Los ludópatas viven tan encerrados en su burbuja que mientras se aíslan de los demás son incapaces de ver más allá. Hasta que algo cambia, y la cabeza dice ‘basta’.  “Al principio existe la negación del problema. Una vez que se va desarrollando la enfermedad te das cuenta de que existe y que sólo no puedes con esto. Por tanto como siempre digo que para dejar de jugar una vez que se ha desarrollado la adicción es imposible hacerlo en solitario".

Esto se debe a que “la misma conducta adictiva que te está llevando todos los días al casino es la misma en la que te intentas apoyar para dejar de jugar y por tanto, es imposible”. Un bucle que, cuando llega al punto más alto amenaza con arrasarlo todo.

“Es fundamental contarlo a la familia”

Uno de los puntos de inflexión principales por los que pasa el ludópata es la aceptación de que tiene un problema. Y esto pasa por contarlo a la familia. “Sin el conocimiento, apoyo y control de la familia (y quien dice familia dice mejor amigo o pareja) es imposible salir de esto”.

Como apuntan los expertos, “una de las características de la recuperación es que alguien nos ayude a gestionar nuestro dinero y nosotros no tengamos acceso, ahí es clave la familia”.

Un punto para el que Marcos Agudo tiene una reflexión especial es el que tiene que ver con las políticas del Gobierno para controlar los salones de juego, y es tajante “no les interesa, se recauda una gran cantidad de impuestos con cada máquina tragaperras que hay en los bares”. 

Los salones de juego “se llenan los días 31 y 1 de cada mes”

Los salones de juego están siempre llenos los días 31 y 1 de cada mes, que es cuando generalmente se cobran las nóminas de los trabajos. “Entre ellos, ahí estaba yo y al finalizar esos días, escuchabas a la gente decir que ahora pasarían todo el mes sin comer, porque lo habían perdido todo. Y a pesar de eso, el mes siguiente, en la misma fecha, regresaban".

Ahora, Marcos Agudo ayuda con su experiencia a las personas que están pasando por una situación similar a la que él vivió durante muchos años. “A los que están dentro del juego pero no quieren salir no les puedes dar ningún consejo y es difícil ayudarlas. Siempre lo digo, lo primero es concienciar de la realidad, el juego está pensado para que gane la casa”.

A quienes buscan dejarlo “siempre le doy los dos pilares básicos, que es contar el problema a la familia, delegar la gestión del dinero a una persona de confianza y ponerte en manos de un experto”.