En un apartado rincón del Valle de Nenggiri, en Malasia, se ha producido un importante hallazgo arqueológico que aporta más datos sobre los primeros habitantes de la región. Durante unas excavaciones realizadas en cuevas que serán cubiertas por un embalse en construcción, los arqueólogos han desenterrado los cuerpos de 16 restos humanos que datan de hace años 16.000 años.
Entre los restos, destaca un esqueleto casi completo hallado en la cueva de Gua Keledung Kecil, colocado en una posición "completamente flexionada", algo típico en los enterramientos pre-Neolíticos de la zona. Los análisis han confirmado que estas personas vivieron antes del desarrollo de la agricultura. Además, el hallazgo de 16 individuos en varias cuevas cercanas refuerza la idea de que pertenecían a una sociedad cazadora-recolectora que prosperó miles de años antes de la llegada de civilizaciones más avanzadas.
El Valle de Nenggiri, a unos 215 kilómetros al norte de Kuala Lumpur, no solo ha revelado restos humanos, sino también valiosa información sobre el modo de vida de sus antiguos habitantes. Los arqueólogos han establecido vínculos con la cultura Hoabinhiana, un grupo de cazadores-recolectores extendido desde el suroeste de China hasta Indonesia. Esta cultura destaca por sus herramientas de piedra características y el uso de plantas que más tarde se domesticaron, como la pimienta y el betel.
El descubrimiento no solo aporta detalles sobre las prácticas funerarias de estas poblaciones, sino también sobre cómo interactuaban con su entorno natural. Las cuevas, refugios y lugares de enterramiento, quedarán pronto sumergidas por el embalse, lo que añade urgencia a los esfuerzos de los arqueólogos por documentar la información antes de que se pierda.
En las excavaciones se han recuperado no solo esqueletos, sino también una amplia colección de artefactos, ofreciendo una visión del pasado prehistórico de la región. En total, se han encontrado más de 71.000 objetos, entre los que destacan herramientas de piedra, cerámica y adornos. Uno de los hallazgos más notables son fragmentos de herramientas propias de la cultura Hoabinhiana.
Muchos de estos objetos aparecieron junto a los cuerpos, como parte de los ajuares funerarios. En las tumbas pre-Neolíticas se hallaron herramientas de piedra y minerales como la hematita, que podrían haber sido utilizados en rituales o como parte de creencias espirituales. También se encontraron cristales, cuyo significado exacto está aún por determinar, pero podrían tener un valor simbólico o religioso.
Los enterramientos del Neolítico muestran una mayor complejidad, con objetos como brazaletes de piedra, herramientas pulidas y fragmentos de cerámica, lo que refleja una evolución en las costumbres funerarias y la tecnología utilizada. Estas diferencias entre los entierros pre-Neolíticos y Neolíticos subrayan los cambios culturales que se produjeron en la región durante miles de años.
Impacto del proyecto hidroeléctrico Nenggiri
A pesar de la importancia de estos hallazgos, el tiempo para investigarlos se agota. El gobierno de Malasia ha aprobado la construcción de una presa hidroeléctrica en el Valle de Nenggiri, que inundará las cuevas excavadas. El embalse, destinado a una planta eléctrica de 300 megavatios, se completará en 2027. Con su llenado, unos 53 kilómetros cuadrados de terreno quedarán bajo el agua, imposibilitando futuras investigaciones arqueológicas.
El proyecto hidroeléctrico, valorado en 1.000 millones de dólares, también tiene como objetivo mejorar el suministro de agua para la irrigación y proporcionar electricidad a la red nacional de Malasia. Además, se espera que cree 2.000 empleos, beneficiando a la población local, incluidos los Orang Asli, un grupo indígena de la región.
Controversia sobre la presa hidroeléctrica
Sin embargo, el proyecto no está exento de polémica. Aunque el gobierno destaca los beneficios económicos, críticos como activistas y miembros de la comunidad Orang Asli han expresado su preocupación por los impactos ambientales y sociales. La construcción de la presa destruirá sitios arqueológicos valiosos y afectará las tierras ancestrales y los bosques vitales para las comunidades indígenas.
Para los Orang Asli, perder sus tierras supone una amenaza directa a su modo de vida tradicional, basado en la caza, la recolección y la agricultura de subsistencia. Además, el embalse inundará sitios de importancia espiritual, desconectando a estas comunidades de su herencia cultural. Organizaciones que defienden los derechos indígenas alertan de que este desplazamiento podría agravar la marginación social y económica que ya padecen los Orang Asli.
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