Muchas personas, cuando se acercan a la vejez, deciden dar un giro radical a su vida. Y eso es lo que le ocurrió a Cindy Sheahan, de 64 años, que decidió dejarlo todo y ponerse a viajar para salir de su “vida normal”. En 2017, se encontraba en una encrucijada, ya que muchas personas que conocía estaban falleciendo y empezó a pensar que realmente nunca se sabe cuántos días te quedan ni lo que te depara el futuro.
Por esa razón, empezó a viajar, gracias a que su empresa le concedió un año sabático mientras ponía en orden su vida. “Resultó ser un error para ellos, porque decidí no volver”, cuenta para ‘Business Insider’, añadiendo que “una vez que salí por la puerta y visité lugares con los que solo había soñado y probé comidas sobre las que solo había leído, era ridículo pensar que iba a volver a mi vida normal”.
Con las ideas muy claras, dejó su trabajo, se jubiló y se divorció de su marido. “Estuvimos juntos 30 años, criamos a nuestros maravillosos hijos, pero, en resumen, él no tenía curiosidad. Yo no quería limitarme a pasear al perro, jugar al pickleball y cuidar el jardín. Quería una vida más plena”, relata.
“Después de ser madre de cuatro hijos, es increíble viajar sola”
En un principio, Cindy pensaba que vivir en el extranjero sería algo temporal, pero se equivocó. Tal así, que el piso al que se mudó tras el divorcio ahora lo tiene alquilado. “Al principio, pensaba que viajaría la mayor parte del año, volvería a Estados Unidos y llevaría una vida ‘normal’ allí durante un mes al año”, señala. Y, durante algún tiempo, eso fue lo que hizo, visitando casi 50 países, entre ellos Camboya, Laos, Vietnam, Madagascar, Turquía, Chipre y los destinos más populares, como Francia, Italia, España, Portugal y Grecia.
“Después de ser madre de cuatro hijos, es increíble viajar sola. Comer, dormir y leer cuando quieres es estupendo. Puedes volver al mismo restaurante dos veces o visitar un museo. No tienes que dar explicaciones ni pedir perdón a nadie”, cuenta entusiasmada al citado medio, asegurando que era “una sensación de libertad increíble”.
Tras todas estas experiencias, se dio cuenta de que Estados Unidos ya no era para ella, aunque tenía ganas de encontrar su “base” tras 7 años viajando a tiempo completo, mochila al hombro, y quedándose en hostales. “Sabía que ya no quería vivir en Estados Unidos. No solo me sentía empoderada en el extranjero, sino que también sentía que Estados Unidos ya no se ajustaba a mis valores”, confiesa.
En 2022, se mudó a Portugal con un visado de residencia para jubilados. Pero, al cabo de unos 11 meses, se dio cuenta de que podía solicitar la ciudadanía italiana por ascendencia. Por ello, exploró distintas zonas de Italia, hasta que llegó a Palermo y descubrió que “había encontrado la ciudad de mi alma”.
Se mudó a esta ciudad en octubre de 2024, justo al centro, y vive en un apartamento de 102 metros cuadrados por unos 800 dólares al mes, más 100 dólares de gastos de comunidad. “Viene completamente amueblado y es precioso”, relata, al tiempo que afirma que la vida en Italia es más asequible que en Estados Unidos.
“No podría permitirme mi estilo de vida si volviera a Estados Unidos. Recibo 1.500 dólares al mes de la Seguridad Social. No es suficiente para pagar el alquiler en Denver, pero en el extranjero me da para pagar fácilmente mi vivienda y mucho más. Los gastos diarios son asequibles en Palermo. Me encanta poder ir al supermercado sin arruinarme. Puedes comprar tomates, berenjenas, calabacines, tomates secos y todo lo demás por muy poco dinero”, explica.
Otro de los puntos a favor que destaca es la asistencia sanitaria, que también es más asequible. En conjunto, lo tiene claro: “Soy más feliz en Italia de lo que jamás lo sería en Estados Unidos. Cada día hago un nuevo descubrimiento. Esa sensación de asombro y alegría se ha convertido en una parte habitual de mi vida”, aunque lo negativo es que “echa mucho de menos a sus hijos”. Sin embargo, ellos pueden visitarla, algo mucho “más divertido”, indica, que cualquier plan en Denver.

