La Unión Europea ha empezado la implantación gradual del Sistema de Entradas y Salidas (EES), la nueva base de datos que sustituirá el sellado físico del pasaporte por un registro electrónico de cada cruce fronterizo de nacionales de terceros países en estancias de corta duración (hasta 90 días en 180). La Comisión Europea fijó el 12 de octubre de 2025 como fecha de arranque y una transición de seis meses; a partir del 10 de abril de 2026 todos los pasos exteriores del espacio Schengen deberán operar con el EES y el sello será historia.
España ha activado el sistema en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Según un tweet publicado por el Ministerio del Interior a través de la Red Social X (antigua Twiiter), en las primeras cuatro horas de funcionamiento (de 6.00 a 10.00) se registraron 1.819 viajeros. La implantación será progresiva, es decir primero aeropuertos para luego llevarlo a fronteras terrestres y, finalmente, marítimas. El Ministerio ha invertido 83 millones de euros para adecuar los puestos, que seguirán bajo responsabilidad de la Policía Nacional.
Controlar la estancia y combatir el fraude o suplantación de identidad
El EES forma parte del paquete de “fronteras inteligentes”. Su objetivo es detectar a quienes superen el tiempo máximo de estancia y combatir el fraude documental o de identidad, aportando datos fiables de entradas y salidas. En el primer paso por Schengen, el viajero deberá escanear el pasaporte y facilitar datos biométricos (imagen facial e impresiones dactilares); en visitas posteriores bastará una verificación rápida frente al registro ya creado. Los menores de 12 años quedan exentos de huellas.
En esta fase de despliegue, los Estados pueden decidir dónde y cuándo empiezan a aplicar el sistema. La Comisión explica que la introducción gradual pretende facilitar la adaptación de autoridades, compañías de transporte y pasajeros, y recuerda que desde el 10 de abril de 2026 el EES será plenamente operativo en todos los cruces exteriores de Schengen, sustituyendo el sellado por registros electrónicos.
¿Qué cambia para el viajero?
Para quienes no son ciudadanos de la UE/Schengen (incluidos británicos), desaparece el sello y se crea una ficha digital con los datos del pasaporte, biometría y cada entrada/salida. Esa información se conservará tres años y estará disponible para las autoridades de fronteras y, bajo condiciones estrictas, para cuerpos de seguridad. Quien se niegue a aportar los datos requeridos no podrá entrar.
Bruselas sostiene que el sistema “cumple con los más altos estándares de protección de datos y privacidad” y que los viajeros serán informados de sus derechos sobre el tratamiento de la información (se puede leer en esta nota de prensa). Los supervisores de protección de datos del entorno europeo insisten en esas garantías y en la obligación de información.
Los primeros días han mostrado puntos de fricción en algunos pasos, ya que al parecer ha habido retrasos y colas en determinados aeropuertos y en la frontera de Bajakovo (Serbia-Croacia), mientras se ajustan recursos y flujos. Las autoridades atribuyen las demoras a factores combinados y recalcan que el despliegue es gradual.

