La vuelta al cole de la cúpula de Gobierno se ha producido cargada de deberes. Y no fáciles. El mando de coalición PSOE y Unidas Podemos se ve en la dificultad de alcanzar, junto a los agentes sociales, el consenso en una triple negociación enquistada por las imposiciones de ambas partes y los daños colaterales de la pandemia. Todo ello sin contar los ojos vigilantes de Bruselas y sus presupuestos.
Para seguir accediendo a esa piedra filosofal económica que suponen los 19.000 millones del fondo europeo que ya se están recibiendo para pelear contra el huracán de consecuencias del covid-19, afronta la dicotomía de aprovechar ese impulso y los primeros síntomas de recuperación para renovar generacionalmente el sistema económico o solo hacerle un lifting.
Así, esas imposiciones, entre las que se encuentran el destinar un 40% de esa partida a objetivos ecológicos y un 28% a la transformación digital se entrelazan en los tres grandes frentes abiertos: la subida del SMI, la prórroga de los ERTE y la reforma laboral. Todos ellos con el 1 de enero como fecha límite para encajar todas las piezas de un puzzle y emitir la luz verde. La agenda, por tanto, echa humo. “Ha llegado la hora de la verdad”, avanzaba Unai Sordo de CCOO.
Subida del SMI
Una contrarreloj que comenzará este lunes, 13 de septiembre, con su primera curva: la de la tercera y última negociación para establecer la cuantía exacta final de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), congelada por la pandemia y sin fumata blanca en sus dos primeras tomas de contacto.
Aunque ya hay dos X despejadas en la ecuación: que se va a hacer pero sin el apoyo de la patronal, que todavía no ve los suficientes indicios de recuperación económica. Su firme e inamovible postura contrasta con la de los sindicatos, radicalmente opuesta: quieren una subida mayor y con más proyección por la subida del IPC y el correspondiente aumento del coste de vida. El Ejecutivo y su propuesta de ascenderlo 15 euros de forma inmediata, mientras tanto, busca la forma de encontrar el consenso.
La otra pata de las negociaciones de ese lunes recae en la reforma de las pensiones, que afronta su fase final con el borrador ya en manos de las Cortes pero con nudos a resolver como el Mecanismo de Unidad Intergeneracional. “No va a ser el factor de sostenibilidad con otro nombre”, alertaba Sordo, cuestionado por la reforma en 2013 del PP que entrelazaba la subida de las pensiones con la esperanza de vida. Este fenómeno creciente que amenaza con sobrepasar el ratio trabajadores activos/jubilados es el que se pretende subsanar para la sostenibilidad del sistema.
Reforma laboral
“Es un mal presagio para el resto de negociaciones que hay en marcha, como la reforma laboral y los ERTE”, pone en alerta el secretario general de UGT, Josep Maria Álvarez, aunque desde CCOO no creen que este abismo Gobierno – agentes sociales que antes no parecía existir durante la pandemia y sus ‘forzosos acuerdos’ pueda manchar el resto de negociaciones, entre ellas la reforma laboral que tiene subrayada la Comisión Europea como condición indispensable para seguir abriendo la hucha.
Yolanda Díaz y su Ministerio de Trabajo deberán tratar de reformular ese borrador que no encandiló a CEOE antes de marcharse de vacaciones y adornarlo de otra manera este miércoles, en el segundo día ‘D’ de la agenda gubernamental. Las empresas españolas consideran demasiado intrusivo y rompedor con sus clasicismos endémicamente instaurados las imposiciones europeas: recuperar los convenios sectoriales contra los de la empresa, limitar la temporalidad, ERTE permanentes para evitar despidos o vedar la subcontratación.
Prórroga de los ERTE
La guinda a una semana chispeante la pondrá el jueves la prórroga de los ERTE, con esa fecha límite del 30 de septiembre en la que caduca la figura económica que salvó a millones de trabajadores y empresas de la quiebra en plena pandemia acechando como acicate. No hay más tiempo ni tampoco acuerdo específico, aunque sí general, por lo que se prevé sobre la bocina.
La meta común es extenderlos, como mínimo, hasta final de año. Pero los sindicatos empujan más allá: enero o hasta que finalicen las restricciones de la pandemia con sendas prórrogas automáticas. También se volverá a sobrevolar el Mecanismo de Sostenibilidad de Empleo (MSE), en fase de gestación. De hecho, y pese al acelerón veraniego del proceso de vacunación y las respectivas mejores laborales, sociales y económicas, de los 3,6 millones de ERTE activos durante la pandemia, aún quedan agarrados a este flotador no menos de 260.000 trabajadores.
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