Hace casi dos años llegó la crisis sanitaria del coronavirus a España y con ella la imposición, en muchos casos, de un nuevo modelo de trabajo a distancia: el teletrabajo. Sin embargo, en aquel momento los derechos laborales de los trabajadores estaban aún en un limbo, ya que no había una norma legal específica en nuestro país que los estableciera con concreción, con todos los quebraderos de cabeza que ello supuso para las empresas y también para miles de empleados que ejercían sus puestos en la distancia.
Para dar una solución a este reciente asunto en materia de derecho del trabajo, al Gobierno de España no le quedó más remedio que publicar en el BOE la Ley 10/2021, de 9 de julio, de trabajo a distancia. Pero de un tiempo a esta parte, la cosa ha cambiado. Y es que tras la desescalada ahora irrumpe con fuerza en el mercado laboral un nuevo fenómeno en el que se unen las ventajas del trabajo en remoto con el presencial: el modelo híbrido.
Se trata de un sistema mixto permite combinar el teletrabajo 2 o 3 días a la semana con la presencia física en la oficina híbrida. Lo cierto es que a día de hoy son cada vez más las multinacionales, como Amazon, Facebook o Apple, las que apuestan por esta tendencia al alza. Por lo que la pregunta ahora es, ¿cómo gestionar el trabajo híbrido en las empresas?
¿Qué es y en qué consiste el modelo híbrido de trabajo?
Ni totalmente presencial, ni totalmente a distancia. Como su propio nombre indica, el modelo laboral híbrido es un sistema de trabajo que proporciona una mayor flexibilidad horaria gracias a la posibilidad de poder desempeñar las tareas y funciones desde casa, sin tener que desplazarse hasta el espacio de oficina, lo que conlleva una de sus principales ventajas que consiste en poder conciliar la vida familiar y profesional.
No cabe duda de que se trata de una de las consecuencias positivas que ha dejado la pandemia, ya que coge lo mejor del teletrabajo así como del trabajo presencial. Ahora bien, cómo se organice dependerá de cada corporación. Porque si bien el derecho de trabajar a distancia está regulado por ley, por el momento no existe un acuerdo legal en el que se detalle lo que necesitan las empresas para adoptar un modelo híbrido de trabajo.
Algo que también se ha visto reflejado en otras grandes empresas de origen español, como es el caso de la tienda de ropa Desigual o los ensayos que se están llevando a cabo en Telefónica. De hecho, los datos así lo demuestran. Casi dos millones de personas trabajan desde su hogar la mitad de la semana, o incluso más, de acuerdo a un reciente informe emitido por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Las diferencias entre teletrabajo y trabajo flexible
El teletrabajo implica que el trabajador realiza sus funciones a distancia gracias a las tecnologías de la información y la comunicación desde cualquier lugar, es decir, fuera de la compañía para la que presta sus servicios. Mientras que en el caso del trabajo flexible, el empleado debe llevar a cabo a distancia un 30% de su jornada semanal durante un mínimo de tres meses. Esto se traduce en al menos dos días a la semana. Si bien, lo común suele ser 3 días a la semana.
Por otra parte, en el caso del trabajo a distancia deberá de ser voluntario y tendrá carácter reversible para ambas partes, tal y como se ve reflejado en el artículo 7 del Real Decreto 28/2020. Es más, tiene que verse así reflejado en un documento que acredite que se está de acuerdo por las dos partes. A diferencia del híbrido, que aún está por conocer y que hasta que eso ocurra, se tendrá que llegar a un entendimiento directamente con el empleador.
¿Cuáles son las ventajas del modelo de trabajo híbrido?
La oficina híbrida tiene como principal ventaja mejorar la conciliación entre la vida familiar y personal con la profesional. Todo ello da como consecuencia que se reduzcan los costes para los trabajadores, como es el caso de tener que pagar dinero por moverse hasta la oficina en transporte público o incluso repostar el depósito del automóvil.
Ello también se ve reflejado en una mayor seguridad, puesto que se reducen notablemente los accidentes de tráfico e índices de siniestralidad en carretera, como se demostró durante los meses que duró el primer Estado de Alarma, según el balance para 2020 de la Dirección General de Tráfico (DGT). Asimismo, al no tener que desplazarse, también se minimiza el agotamiento de tener que pasar minutos, o incluso horas, delante del volante o subido en el metro.
Tanto es así, que se ha visto como se ha incrementado la productividad, lo que tampoco es de extrañar. No se pierde tiempo en bajar a tomar un café o, en algunos casos, a tener largas reuniones que van surgiendo a lo largo del día y conforme la marcha. Ni que decir en el caso de aquellos que tengan hijos, que les facilita el poder ir a recogerlos al colegio o pasar con ellos más tiempo en casa.
Inconvenientes
Pero no todo son siempre beneficios. También hay desventajas, ya que se tiende a tener una mayor dependencia tecnológica. Y, en lo peores casos, no existe la desconexión digital, que implica estar todo el día pegado al ordenador o el móvil pendiente de lo que vaya sucediendo a cada instante.
Por otra parte, tambien se puede llegar a perder la relación cercana con los compañeros de trabajo, lo que puede resultar algo más frío a la hora de tener que comunicarse con ellos a diario desde la distancia. En algunos estudios, se ha señalado que se pierde la identidad con la empresa a la que se representa, pues no se está a diario en la sede corporativa.
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