Oficios tradicionales como el de electricista, han sufrido grandes cambios en las últimas décadas, enfrentándose a un escenario donde el aumento de las exigencias de calidad y seguridad han disparado los costes. Ricardo Abellán, electricista profesional, ha expuesto el impacto de esta inflación en los servicios básicos del hogar. El experto explica en sus redes sociales que la rentabilidad de antaño ha desaparecido frente a los nuevos gastos. “Hace diez o doce años instalábamos un enchufe por 30 euros y nos salía rentable. Ahora, entre el coste del cable, los mecanismos, la gasolina, los seguros y la normativa, no puedo cobrar menos de 50 o 60 euros por punto”, asegura.
Abellán relata que la percepción del cliente se aleja de la realidad técnica del trabajo, bajo la creencia de que la tarea es mucho más sencilla de lo que la ley exige hoy en día. “La mayoría piensa que es abrir la caja, poner el mecanismo y listo. Pero casi siempre hay que buscar una línea segura, tirar cable nuevo, hacer rozas en la pared y asegurar que todo cumple normativa. A veces tardas más en proteger la zona y dejarlo limpio que en la instalación en sí”, indica el profesional para justificar por qué la factura ha pasado de rondar los 30 euros a los 50 actuales.
Ahora los tiempos de trabajo los definen la seguridad, además de la economía. “Un enchufe mal puesto puede provocar un susto” y Abellán prefiere “tardar más y dejarlo perfecto que correr riesgos”. Antes las obligaciones legales eran más laxas, sin embargo en la actualidad son más estrictas, antes “bastaba con que funcionaba” dice, “ahora debemos garantizar la continuidad del conductor de tierra, revisar los interruptores magnetotérmicos, comprobar que la línea no se sobrecargue… y en caso de fallo, la responsabilidad recae en el electricista”, añade.
Escasez de personal y competencia desleal
Otro de los grandes problemas comunes a este tipo de sectores, es la falta de profesionales cualificados, que dificulta satisfacer la demanda en los hogares. Abellán, que expone la realidad día a día en sus redes sociales (@dombydomotica), asegura que los clientes están desesperados. “Todo el mundo que me llama me dice: ‘Es que no encuentro a nadie’”, cuenta. “No encuentran a nadie, pero no por tema de formación, porque creo que hay más gente formada que nunca. Faltan ganas, faltan... No lo sé. No sé lo que falta”, añade.
Hay formación, pero las pymes no ofrecen sueldos competitivos debido a la presión fiscal, por lo que no se renueva el sector. Abellán explica que “estas empresas no pueden ofrecer sueldos muy altos, que también es ese, es ese el problema, por la cantidad de impuestos que se paga en las empresas y los autónomos”, lo que limita la capacidad para atraer a nuevos jóvenes y fomenta la aparición de trabajadores fuera de la legalidad.
El electricista advierte que “en electricidad existen más piratas que en ningún otro oficio” y que al tirar los precios “es imposible competir contra eso cuando alguien no está dado de alta”. Las grandes empresas se suman a la competencia desleal del intrusismo en el sector. “No me puedo explicar cómo pueden dar esos precios, pero claro, ya se han cargado el mercado, te han dejado sin esa cuota de trabajo”, concluye Abellán.
