La Consejería de Educación de Castilla y León y las organizaciones sindicales CSIF, ANPE, Stecyl-i, UGT y CCOO pactaron actualizaciones salariales que beneficiarían a cerca de 6.000 de docentes con una larga trayectoria en los centros públicos, el pasado 22 de septiembre.
El documento recogió demandas históricas, entre ellas el incremento del complemento ligado a los sexenios para quienes acumulan más de dos décadas de servicio en la Administración Educativa. Este es el caso de Olga Pintado, profesora con 35 años de experiencia, que ha celebrado este acuerdo tan esperado. "Me suben 2.100 euros el sueldo, llevábamos años reivindicándolo", ha explicado en una entrevista al diario El Español.
Sexenios y carrera profesional: dos vías distintas
Este pacto contempla las subidas salariales según sexenios. El 4º sexenio pasa a contar con un aumento de 1.050 euros al año y el 5º sexenio, el máximo reconocido, se elevará en 2.100 euros anuales. Este último es el caso de Olga, de 58 años, actualmente destinada en el CEIP Federico García Lorca. “Ha sido una alegría para los docentes", asegura. Ella disfrutaba del quinto sexenio y no había optado por la carrera profesional porque, como indica, sería “ir hacia atrás”.
Los sexenios son un complemento que se obtiene cada seis años de servicio, y cuya cuantía varía en función de la comunidad autónoma y del número acumulado. Sin embargo, quienes eligen la carrera profesional renuncian a este sistema, ya que esa modalidad se basa en evaluaciones periódicas y actividades formativas para ascender de categoría.
Olga recordó que las cantidades del cuarto y quinto sexenio habían quedado muy alejadas de las mejoras ligadas a la carrera profesional, lo que generó malestar entre gran parte del profesorado. “Había un atasco en las subidas de los últimos años. Ahora la subida sí que es considerable porque son 2.100 euros más en mi caso”, explica.
Demandas pendientes: reducción de jornada y menos burocracia
Pese a los avances, los sindicatos mantienen otras reivindicaciones que han puesto sobre la mesa de la Consejería de Educación, que aún continúan sin respuesta, como la reducción de la jornada lectiva para los docentes mayores de 55 años. Argumentan que muchos profesionales muestran “signos de fatiga” en las aulas.
La profesora suscribe estas palabras asegurando que “tienes que hablar mucho. Las ratios se elevan y la cantidad de alumnado es muy diversa, dependiendo también del colegio en el que estés”. El año pasado daba clase a 25 niños, algunos con necesidades específicas. Sin embargo, este año el número de alumnos se ha reducido a solo 15 niños, algo que “es la primera vez en mi vida laboral que sucede”, asegura. Además, muchos de estos niños “tienen autismo”, señala.
Olga considera prioritario aligerar la carga administrativa que soportan los docentes. “Hay que hacer mucho papel, programación, competencia, evaluación. No tienes tiempo de dedicarte a lo que quieres”, explica en referencia a las tareas que ocupan buena parte de la jornada no lectiva que desplazan sus funciones principales.
Una profesión que sigue sin reconocimiento pleno
La docente lamenta que los estudios de Magisterio se sigan percibiendo como una alternativa fácil. A su juicio, esta visión es un lastre desde hace años, a pesar de los intentos de las instituciones por revalorizar la figura del profesorado. “Es una carrera muy devaluada, pese a que se han hecho campañas para dignificar al profesorado y potenciar su autoridad”, adolece y añade "el magisterio, la educación, sigue pareciendo de segunda. Sigo teniendo esa sensación después de tantos años".
En su opinión, la docencia exige un conocimiento profundo de las necesidades de cada alumno y una atención individualizada cada vez más compleja. Con los años, asegura, las nuevas generaciones llegan a las aulas “más protegidas”, lo que obliga a adaptar la práctica educativa de forma constante.

