Si ser despedido ya es duro de por sí, sufrirlo cuando superas los 60 años es todavía más complicado. Se ha demostrado que los seniors están discriminados en el mercado laboral, existiendo edadismo, y que parece que están condenados a cobrar ayudas de desempleo hasta que puedan acceder a la pensión de jubilación. Es algo que ocurre en España, pero también en otros países del mundo.
El caso de Jim Herrington lo ejemplifica a la perfección, siendo despedido a los 62 años. Vive en Suffolk (Reino Unido) y, esta decisión, fue como un jarro de agua fría: “Cuando me despidieron de mi trabajo en marketing electrónico en 2024 tras la reducción de plantilla de la empresa, lo último que esperaba era acabar solicitando 900 puestos de trabajo antes de conseguir finalmente uno nuevo”, cuenta al medio Business Insider.
Jim asegura que puso todo su “empeño” en conseguir trabajo, creando currículums personalizados, cartas de presentación e incluso presentaciones para puestos concretos, sin utilizar inteligencia artificial. “Me puse en contacto directamente con los empleadores, al tiempo que asistía a eventos presenciales para establecer nuevos contactos”, afirma, aunque le costó ver resultados. “Mi confianza se vio muy afectada”, añade.
Se levantaba todos los días a las 08:00 para buscar trabajo
Jim estaba tan preocupado por buscar trabajo, que para él los días seguían siendo laborales: “A menudo empezaba a las 8 de la mañana a buscar en las bolsas de empleo y luego seleccionaba metódicamente los puestos a los que solicitaría en función de su relevancia, el sector y la ubicación. Incluso envié mi currículum a algunos compañeros de confianza para que me dieran su opinión y me ayudaran a perfeccionarlo”.
Aunque puso todo de su parte, con la mayor de las ilusiones, cuenta que a menudo sufría mucho de confianza, “sobre todo debido a la frustración que me causaban los comentarios contradictorios”, recibiendo respuestas de que estaba sobrecualificado cuando, en teoría, estaban buscando a candidatos con experiencia.
“La respuesta que solía recibir era: ‘Te aburrirías en este trabajo’, pero dada mi edad, creo que lo que querían decir era que pensaban que era demasiado mayor, en lugar de valorar mis más de 40 años de experiencia, los premios que he ganado y el trabajo docente que he realizado”, manifiesta, dando voz a otros seniors que, desafortunadamente, han tenido que pasar por la misma situación.
La IA, otro problema más
Para Jim, aunque la IA puede estar ayudando a las empresas a optimizar sus procesos de selección, cree que en realidad está causando más problemas. “Parece que ahora es más importante incluir todas las palabras clave adecuadas en el currículum y la carta de presentación para superar las pruebas de selección de la IA que si alguien es realmente adecuado para el puesto”, expuso al citado medio.
Asimismo, critica que algunas compañías estén empezando a usar entrevistas en vídeo con IA: “Si una empresa no tiene el tiempo o la cortesía de hablar conmigo personalmente, entonces simplemente no me interesa”, denuncia, al tiempo que expresa que “hay muchas cosas que una IA no puede experimentar”.
“Muchos empleadores simplemente no tienen claro lo que buscan”
Igualmente, Jim Herrington critica que “muchos empleadores simplemente no tienen claro lo que buscan”: “Si quieren experiencia, entonces tienen que decirlo. Si buscan a alguien que aporte ideas frescas y un nuevo enfoque, entonces tienen que decirlo”, agregando que es “especialmente inútil cuando no se indican los salarios”.
De hecho, extrapolándolo a su propio caso, asegura que podría haberse ahorrado mucho tiempo: “en lugar de solicitar 900 puestos de trabajo, podría haber solicitado 100, porque habría sabido que con 800 de ellos estaría desperdiciando mucho esfuerzo, ya que habría tenido una mejor idea de que estaba sobrecualificado para la mayoría de ellos. Pero muchas de las especificaciones de los puestos de trabajo no estaban redactadas correctamente y no mostraban todo lo que buscaban”.
Fue en diciembre de 2024 cuando, por fin, consiguió trabajo, como director de marketing de una empresa de pruebas de salud. “Para ellos, mi antigüedad era una ventaja significativa, pero también valoraron el hecho de que hubiera tenido éxito en otros sectores y pudiera aportar una perspectiva nueva”, señala Jim, quien cuenta aliviado que “al final, todo ha salido bien”.
“Me pagan bien. Está relativamente cerca de casa. Es un sector en el que hay muchos cambios y mucha actividad. Es un sector que tiene un impacto positivo en la vida de las personas. Estoy muy contento de poder recomendar personalmente algo que hago en mi trabajo y que marca la diferencia”, concluye.

