El sector de la construcción atraviesa una grave crisis por la falta de mano de obra. A este factor, se suma la necesidad de relevo generacional. Sin embargo, los jóvenes no encuentran atractivas las condiciones para trabajar en el ladrillo y los empleadores a su vez, no consideran que los candidatos estén cualificados.
En un ámbito principalmente masculinizado y envejecido, donde también preocupa reducir la brecha de género, la solución podría pasar por apostar por las generaciones venideras y la contratación de más mujeres albañiles.
Javi comenzó sus andaduras en la construcción a los 14 años y ha continuado con el legado familiar que ha vivido dos de las más importantes crisis, la de 1989 y la de 2008. En el podcast ‘Sector oficios’ ha contado su experiencia personal y ha señalado los aspectos que, para él, no dejan avanzar al mundo del ladrillo.
Apuesta por la formación
“La situación es difícil porque cada vez hay menos gente”, pone el foco en la ya mencionada falta de mano de obra y añade: “La fuerza laboral está envejeciendo, y la edad media de un oficial será de 55 años, seguro, o alrededor de los 50”.
Los profesionales que se mantuvieron en pie tras la crisis de 2008, asegura, son aquellos que “saben de todo y se consideran albañiles de toda la vida”. Sin embargo, otros no tuvieron la misma suerte y tuvieron que reciclarse y buscar oportunidades en trabajos como la fábrica, entre otros: “Esta gente prefiere quedarse en esos empleos por la seguridad que les ofrecen, ya que pasaron por momentos difíciles durante la crisis, incluso como asalariados, al ver que no cobraban de la empresa”, explica.
En el podcast asegura que la falta de personal provoca que: “el sector esté limitado y que las empresas no puedan crecer” y lo justifica con el miedo a contratar por varias razones, como que los jóvenes: “no sean responsables y que no se logre sacar el rendimiento esperado en su trabajo”.
Otra de las preocupaciones que nombra es la inversión de tiempo para formar a alguien: “Para que esa persona pegue la espantada y se vaya en quince días”. Javi ha formado a muchos y ha estado obsesionado con esta premisa, pero no la considera una pérdida de tiempo: “De hecho, muchos de ellos son ahora autónomos, me llaman, me preguntan y me agradecen la formación”, concluye.
Voces como la de Javi ponen de manifiesto que el futuro de la construcción pasa por un cambio de mentalidad, pese a la complejidad del panorama. Poner en valor la profesión, apostar por la formación y abrir las puertas a las nuevas generaciones, para garantizar el relevo en un oficio que continúa siendo esencial para la economía y la sociedad.

