Hay profesiones en las que, por mucho que hayamos avanzado, sigue sorprendiendo ver a una mujer. O al menos, la mayoría se sorprende. Ocurre mucho con los llamados ‘oficios’, donde, además de la ‘sorpresa’ en sí, existen muchos estereotipos e incluso se sufre sexismo, cuestionando la habilidad de la profesional solo por el hecho de ser mujer.
Es el caso de las fontaneras, electricistas y, sí, de las albañilas. Emily Leach lo ejemplifica a la perfección con su testimonio, y es que esta joven de 25 años ha vivido en primera persona lo que supone ser una mujer albañil, teniendo que luchar constantemente contra los estereotipos de género. Unos estereotipos que, asegura, eran todavía mayores por el hecho de ser “guapa”.
Natural de Barnsley, en South Yorkshire (Inglaterra), cuenta cómo la gente, ya desde el principio, cuestionó su elección profesional debido a su aspecto glamuroso, aunque nunca ha permitido que eso la detenga. “La gente dice que soy demasiado guapa para ser albañila o que soy la albañila más guapa que han visto nunca, lo cual no es realmente un cumplido, ya que el estereotipo de albañil es el de un hombre desaliñado”, explicó la propia Emily en declaraciones recogidas por ‘The Sun’.
“Sé que si siempre me esfuerzo al 110%, todo irá bien y no podrán decirme nada malo”
Emily soñaba con ser albañil desde pequeña, aunque, a pesar de ello, dejó ese sueño al lado y estudió veterinaria en la universidad. Tras graduarse, dejó esa carrera a un lado y luchó por ser albañila, solicitando un puesto de aprendiz en la página web de Bellway (una promotora inmobiliaria y constructora de viviendas). Finalmente, tras tres o cuatro entrevistas, la cogieron.

Desde un primer momento, afirma que le preocupaba que no la tomaran en serio por ser mujer en un sector tan masculinizado, pero su voluntad la impulsó a seguir adelante. Todo a pesar de los estereotipos que se encontraba, asegurando la mayoría de personas que era demasiado glamurosa para ese trabajo, además de que le gustaban las cosas típicamente femeninas. “Siempre me interesó desde que era muy joven, pero, obviamente, como todos sabemos, no hay prácticamente ninguna mujer en la industria”, revela.
Sobre esto, Emily indica que en la obra rara vez sufre ese sexismo, si no que es en internet donde recibe cientos de comentarios sobre su género. Unos comentarios que no la frenan en absoluto, declarando que está viviendo su sueño, le va bien y es feliz.
“Pensé que necesitaba ser feliz. Necesitaba hacer un trabajo que me gustara. Así que solicité el puesto de aprendiz y ¡aquí estamos!”, indica sobre su elección, expresando que “es un trabajo muy duro, pero me encanta”. De hecho, matiza que “nunca sería capaz de levantarme y hacer lo que hago si no me gustara”.
Siguiendo con su trabajo en la obra, siente que “la gente piensa que va a ser como hombres gruñones que no paran de silbar y odian a las mujeres, pero no todos son así”. En esa lucha que lleva con los estereotipos de género, también afirma que “si siempre me esfuerzo al 110%, todo irá bien y no podrán decirme nada malo”.
En internet, eso sí, reina el comentario fácil, y es ahí donde sufre el mayor sexismo: “Recibo muchos comentarios en Internet diciéndome que no soy lo suficientemente fuerte para hacer este trabajo, o que debería volver a la cocina y hacer sándwiches”. Ella, aun con solo 25 años, sabe cómo salir ilesa de esta situación: “hay que tener la piel gruesa con cosas como estas. Si la gente que deja esos comentarios quiere intentarlo, entonces me quito el sombrero ante ellos”, concluye.

