La docencia española atraviesa uno de sus momentos más complejos. La falta de reconocimiento institucional, los salarios poco competitivos y el aumento del malestar en las aulas han generado un clima de desmotivación generalizado. A esto se suman la burocracia y la pérdida de autoridad, que está provocando que muchos profesionales se replanteen su continuidad en el sector. Marta, maestra de Primaria de 31 años, forma parte de esta generación que vive con frustración las contradicciones de una vocación cada vez más difícil de sostener.
Con más de una década de experiencia, la educadora de 31 años, ha explicado en el programa de ‘Herrera en COPE’ estas cuestiones que desmotivan a los jóvenes cuando se trata de elegir la docencia como carrera.
El deterioro del entorno educativo
Las cifras respaldan sus palabras: uno de cada cuatro docentes pierde parte significativa del tiempo lectivo intentando restablecer el orden en clase, mientras que cinco de cada diez se plantean dejar la enseñanza por la creciente tensión en los centros escolares. El ambiente de trabajo, cada vez más adverso, ha disparado los casos de ansiedad y agotamiento psicológico entre el profesorado.
Una de las quejas más repetidas es la pérdida de autoridad frente al alumnado. "Los sueldos poco competitivos, la falta de respeto y de apoyo, las reformas constantes y la sobrecarga laboral" son, según Marta, las principales razones por las que cada vez menos jóvenes optan por ser maestros.
Vocación frente a precariedad
La docencia ha pasado de ser una elección vocacional a un oficio que muchos abandonan por falta de condiciones dignas. Samuel, profesor de matemáticas de 33 años, coincide con Marta en el diagnóstico: eligió enseñar influido por su entorno familiar, pero reconoce haber sacrificado un salario más alto. “Hoy en día, las condiciones del sector privado son mucho más atractivas, sobre todo en materias técnicas”, señala.
Esta brecha salarial es particularmente grave en áreas como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), donde la competencia del mercado laboral limita la captación de profesorado. A esto se suma una inminente crisis generacional, ya que más de la mitad de los docentes en activo supera los 50 años y se prevé una jubilación masiva en los próximos años.
El futuro incierto de la profesión
Los datos más recientes confirman el problema: faltan unos 45.000 docentes en los centros públicos, y en las últimas oposiciones una de cada cuatro plazas quedó vacante, a pesar de que se presentaron 150.000 aspirantes para 23.000 puestos. Esta situación evidencia que la falta de incentivos y condiciones laborales adecuadas está desmotivando incluso a quienes han superado el proceso selectivo.
La situación se agrava con la dificultad creciente para captar y mantener la atención del alumnado, en parte por la influencia de las pantallas y la digitalización del ocio. Marta insiste en que la profesión necesita no solo reconocimiento, sino también estabilidad y condiciones que permitan un desarrollo profesional real. De lo contrario, “cada vez menos querrán dedicarse a ello”, afirma.

