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María Castells, psicóloga: “El hijo no necesita un padre o una madre impecable, necesita personas reales, que sean su referencia”

La especialista explica cómo se construye la personalidad y el carácter de los hijos.

María Castells explica cómo educar a los hijos en el amor.
María Castells, psicóloga: “El hijo no necesita un padre o una madre impecable, necesita personas reales, que sean su referencia” |EFE
Ana Cara
Fecha de actualización:
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Educar a un menor es uno de los mayores desafíos a los que se puede enfrentar un progenitor. Es una tarea exigente que requiere de tiempo para acompañar desde el amor, la autonomía y el ejemplo cotidiano, ingredientes que conforman la personalidad y el carácter de los niños. 

María Castells es psicóloga en el Departamento de Orientación de Highlands School en Barcelona y afirma que la educación siempre empieza por el amor: “Un hijo necesita sentirse amado, aceptado tal y como es, con sus virtudes y defectos”. Pero por sí solo, eso no basta. La experta explica a través de sus redes sociales (@mariacastells.p) que los niños necesitan estructura, rutinas firmes y un ejemplo constante para crecer seguros, autónomos y capaces de tomar decisiones con criterio. 

La estabilidad emocional nace en casa

La armonía familiar, las dinámicas de cuidado entre los progenitores y un entorno donde reina la calma diaria generan confianza en los menores. Es en la casa donde se construye la base de la seguridad emocional.

Perciben los gestos, las palabras y las emociones que ven en su hogar, por ello la tranquilidad se convierte en algo fundamental para su desarrollo: “Ese amor se concreta en abrazos, en un apego seguro, en la serenidad de un hogar donde se cuida la relación de la pareja y no se permite que el mal ambiente se instale”, asegura Castells. 

Prueba y error 

La forma de adquirir autonomía es permitir que prueben, se equivoquen y consigan sus propios logros. Es un aprendizaje gradual. Desde llevar la mochila, dejar el chupete y dormir en su habitación, cada paso fortalece su autoestima y la capacidad de enfrentarse a los retos.  

“Cuando tropieza, entiende que la frustración también forma parte del camino”, recuerda Castells. Así desarrollan habilidades como la resiliencia, el criterio y la seguridad en sí mismos. Los niños que experimentan autonomía desde pequeños están mejor preparados para afrontar desafíos futuros y para tomar decisiones con responsabilidad.

La importancia de las habilidades sociales

Es esencial que resuelvan por ellos mismos los problemas que pueden surgir en su relación con los demás. Los amigos, los conflictos y los juegos les permiten desarrollar empatía, comunicación y resolución de problemas. Como padres, la posición es acompañarlos y enseñarles a gestionar emociones para construir relaciones sanas y duraderas.

“Conviene preguntar en las reuniones del colegio cómo se relaciona, y ayudarle a mirar dentro de sí mismo para crecer en empatía y asertividad”, apunta María. Validar lo que sienten permite que los niños comprendan a los demás y actúen con generosidad y respeto. Gestionar emociones es tan importante como leer y sumar; ambos son aprendizajes para la vida.

Predicar con el ejemplo 

Los hijos aprenden más con lo que ven que con lo que escuchan. Cómo se comparte, cómo se celebran los logros y cómo se toman las decisiones que marcan su rumbo: “No necesitan un padre o una madre impecable, necesita personas reales, con cualidades y con debilidades, que sean su referencia”, explica la especialista. 

El ejemplo de la familia es crucial. La educación no se limita a lo que se hace de manera consciente, sino que también se transmite a través de cada elección, comportamiento y momento cotidiano. Los niños asumen valores sin darse cuenta. Educar es acompañar paso a paso con amor, límites, autonomía y ejemplo. Se trata de un enfoque que no solo ayuda a que crezcan felices, también los prepara para ser capaces de tomar decisiones conscientes, relacionarse con empatía y generar un impacto positivo en su entorno.

“¿Y para qué todo esto? Para que crezca seguro, autónomo, con criterio y corazón abierto, que ilumine con su vida, siendo luz para los demás y contribuyendo a hacer de este mundo un lugar mejor”, finaliza Castells.