El sistema educativo español tiene asignaturas pendientes que resolver como la elevada tasa de abandono escolar temprano, que posiciona al país entre los primeros, según los índices de la Unión Europea; el elevado número de repetidores curso, sobre todo en la ESO; los bajos rendimientos en materias como matemáticas, ciencias y comprensión lectora, para los que se necesita un abordaje integral.
Ante este escenario, los docentes tratan de buscar el método que mejor se adapte a las necesidades de los estudiantes. Es el caso de Albert Vives, profesor de matemáticas, que ha criticado a través de sus redes sociales la criminalización de ciertos enfoques, como los más tradicionales.
Enfoque educativo
A raíz de un titular que leía el joven en su publicación: “La escuela redescubre los apuntes. No solo ayudan a fijar conceptos, también a enfocar la atención”, se jactaba: “Si los marcianos existen, se deben estar descojonando de nosotros”. Así daba comienzo a su alegato: “A lo largo de los años hemos ido descubriendo distintas necesidades educativas. Hay que saber atacar con una diversidad de metodologías. Eso no implica que debamos criminalizar la clase magistral en absoluto”.
“No tenemos que eliminar por completo aquello que hemos hecho siempre por el simple motivo de haberlo hecho siempre, porque de la enseñanza tradicional también ha salido gente muy bien preparada”. Un planteamiento que se centra más en el rol del educador, mientras los alumnos toman notas. “Está genial que podamos tener tanta diversidad, pero no está bien forzar a que trabaje con una con la que no se sienta cómodo”, añade Vives, que piensa que es posible compaginar un aprendizaje más clásico con los actuales, como por ejemplo el cooperativo o el participativo, sin que se ejerza sobre él una presión para escoger entre uno u otro: “No porque haya unas leyes y unos expertos detrás te estén ejerciendo algún tipo de presión porque ya llevas más de la mitad del tema dado y aún no has trabajado con esas metodologías”.
Diversidad dentro de las aulas
“Dejad que sean los docentes dentro de su aula, conociendo a su alumnado, los que elijan cómo dar su clase”, explica, ya que, considera contraproducente que el experto intente trabajar de una manera con la que no se siente afín: “¿Qué hay más rico que el hecho de que cada profesional te pueda ofrecer lo que él considera su mejor calidad?”.
El papel de los educadores ha sido cuestionado en los últimos años, por ejemplo su autoridad o las competencias enseñadas. Se espera que, como guías en las etapas más cruciales de los estudiantes, sepan adaptarse a la diversidad y transmitir los conocimientos de las materias, pero Albert insiste: “Dejad ejercer sin señalar sus procedimientos y, a lo mejor los alumnos con un profesor desarrollan unas competencias y con otro desarrollan otras”.

