Una jubilada de 87 años ha tenido que pagar 40 euros de multa por despistarse con el billete de autobús y pasar uno que había caducado hacía dos años. Aunque la diferencia era de 0,20 céntimos (el que ella llevaba costaba 1,50 euros y el precio actualizado subía a 1,70 euros), la empresa de transporte la sancionó de inmediato. Ana María, que así se llama la anciana, vive en Italia y al subir al bus de Autolinee Toscane, en Florencia, el revisor la avisó de su error y de la sanción.
Debía pagar una multa de 40 euros, que para la pensión de jubilación de esta señora, es “mucho dinero” como ha explicado su hija Isabella al medio La Nazione. Ella misma se puso en contacto a través de un correo electrónico con la empresa de autobuses en el que les explicaba todos los fallos que había encontrado en el procedimiento. Aunque es consciente de que su madre no conocía la ley, “sé que no es excusa y que todos los pasajeros saben qué billetes deben usar, pero ella no se dio cuenta de que el que llevaba estaba caducado”.
“Si no hubiera querido pagarlo, lo hubiera hecho pero pasó el billete pensando que era lo correcto. Habría bastado con que los revisores supieran cómo manejar este asunto, entendieran la buena fe de mi madre y la vean como una mujer que tiene casi 90 años, que está activa que apenas coge el autobús”.
Lo primero que deberían haber hecho es “decirle que el billete no era válido, avisarla y multarla en caso de que lo hiciera de nuevo”. Pero, señala en el medio italiano, “alguien pensó que era un plan perfecto para estafar a Autolinee Toscane y prefirieron multar a una jubilada con 40 euros que para ella es una suma considerable”.
Pagó la multa pero se enfadó “porque la veían como algo que no era”
Ana María, a sus 87 años, pagó la multa de inmediato. Pero eso no la libró de llevarse un mal rato. “La percibían como algo que no era”. Porque su hija sigue defendiendo que la multa estaba bien puesta, “técnicamente era correcta” pero “me queda la duda de si para los revisores era más sencillo sancionar a una mujer tan mayor que a otros pasajeros jóvenes que seguramente sí hubiesen protestado”. Y en caso de impugnación “el proceso para cobrarla se hubiera complicado bastante”.
Una vez que le entregaron el informe, tanto Ana María como Isabelle lo revisaron y encontraron fallos muy importantes. “No pusieron bien el apellido de mi madre, pero además se inventaron su fecha de nacimiento. El año que estaba en el documento era 1977 cuando ella nació en 1938 y aunque sé que lleva muy bien su edad y no aparenta los años que tiene… es imposible que piensen que son 48”.
La empresa regaló a la jubilada un bono de 10 viajes
Viendo la indignación de la familia y el riesgo de que la historia se viralizase en redes, la empresa de transporte regaló a la anciana un bono de 10 viajes y un ramo de flores. El presidente de la compañía, Gianni Bechelli, comentó que los trabajadores estaban cumpliendo con sus funciones. “Son funcionarios y deben hacer que se cumplan las normas. Cada viajero que sube sin billete o que no lo valida perjudica tanto al transporte público como a los demás usuarios que sí hacen las cosas bien”.
Explicó que la sanción no la impusieron porque el billete estaba caducado, sino porque “la mujer no lo validó inmediatamente después de subir, sino cuando los inspectores comenzaron a realizar los controles”.
Aunque han pedido disculpas, reconocen que el procedimiento fue el adecuado y que el fallo en los datos que aparecían en el informe estaban producidos porque la misma jubilada fue quien se los proporcionó. “En ningún momento les presentó el carné de identidad”.

